Una mujer de aproximadamente 60 a 65 años de edad y que solo se identificó como Sandra en varias ocasiones intentó participar en la celebración eucarística, pero de una manera más directa, ya que subió al atrio, quiso evitar que el obispo diera la misa llegando hasta él y buscó tomar al Santísimo al tiempo que realizaba algunos rezos.
El obispo José Guadalupe Torres Campos, al interior de la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, se mostró calmado, no dejó de oficiar la misa asistida por otro padre y apoyado por una de las religiosas que le ayuda, controlaron a la mujer y la llevaron a la sacristía.
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Una vez ya detrás del atrio, la mujer gritaba algunas incoherencias donde aseguraba que expulsaría a los demonios y que nadie podría sacar a la esposa del Señor de catedral, momento en el que el padre Eduardo Hayen Cuarón realizó el llamado a una unidad de Seguridad Pública Municipal.
Sandra comenzó a llorar intensamente, al momento que pedía no ser sacada de las inmediaciones de catedral, ya que era una hija del Señor y se mantenía en el piso agarrado fuertemente de un enrejado al interior del edificio.
Fueron necesario mínimo cinco elementos para lograr tranquilizar y retirar a la mujer del interior de la sacristía, ya que aseguraron los sacerdotes que en otras ocasiones ha realizado las mismas acciones.
En torno a lo sucedido, Torres Campos comentó para el Heraldo de Juárez que pide a las autoridades a nivel municipal y estatal que se brinde apoyo a las personas que sufren de sus facultades mentales, ya que esta mujer no es la primera vez que irrumpe en las misas e incluso ha llegado hasta el obispado, asegurando que está bien, no logro hacerle daño.
“Si es un fenómeno que siempre ha existido por últimamente más jóvenes, niños y adultos con esa situación de problemas en su salud mental”, mencionó tras el episodio presenciado esta tarde mientras oficiaba la misa, ya que tomo de sus prendas una de las hermanas religiosas y la sacudió.
“Sí, es un tema que tenemos que atender todos, claro, el gobierno tendrá que buscar alternativas para ver como acompañar y a atender a estas personas”, dijo, el objetivo es que no se dañen así mismos y por supuesto a la ciudadanía, ya que en la Plaza de Armas deambulan muchos de ellos.
“Nosotros, como iglesia, claro, ayudamos en lo espiritual, acogerlos, pero también la autoridad tendrá que hacer su parte en cuanto a infraestructura y atenciones médicas y psicológicas que puedan ayudar a estas personas”, concluyó Torres Campos.