Ciudad Juárez, Chihuahua.- A las 10:45 de la mañana del jueves, se llevó a cabo la primera audiencia en contra de Juana Nava Matías, de 49 años de edad, en la sala 4 de la Ciudad Judicial, por el homicidio calificado de su esposo Alejandro Galván Silva, de 29 años, ocurrido la madrugada del sábado 2 de marzo.
Al momento de presentar su testimonio, la inculpada aceptó haber cometido este crimen luego de que sorprendió a su pareja engañándola con otra mujer, además de que le encontró mensajes en las redes sociales de otra fémina.
Según ella, días antes del crimen le había advertido a Alejandro que no la engañara o le haría daño, sin embargo, aquel fin de semana, decidió atacarlo con un cuchillo mientras dormía, hiriéndolo en más de 60 ocasiones en distintas partes del cuerpo.
La noche del miércoles, elementos de la Fiscalía General del Estado en la Zona Norte habían realizado un cateo dentro del inmueble ubicado en las calles Leona Vicario y Durazno, de la colonia Zaragoza, con el objetivo de recabar más evidencia y tratar de localizar el arma blanca utilizada por Juana.
Dentro del inmueble se localizaron distintas fotografías de la pareja en sus “buenos momentos”, así como prendas de vestir ensangrentadas y un viejo colchón con enormes manchas hemáticas, al interior de la habitación donde fue cometido el crimen y que tenía diversas imágenes de la Santa Muerte.
Además, se encontró una carta de amor que la supuesta homicida le había entregado a Alejandro un 14 de febrero y la que decía textualmente:
Contigo es mi segunda oportunidad de volver a amar y vivir muchas cosas que no terminas de sorprenderme con todo lo que me has dado de principio hasta ahora
Finalmente, se le dictó prisión preventiva como medida cautelar en el Centro de Reinserción Social Estatal No. 3 de esta ciudad, en espera de su próxima audiencia de vinculación que se llevará a cabo la mañana del 11 de marzo.
Esta noticia causó gran controversia en redes sociales al darse a conocer que, víctima de los celos, Juana intentó desprenderle los genitales a quien fuera su compañero por varios años, para después cambiarlo de ropa y dormir junto a su cuerpo por tres días.
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