El Ejército Popular Revolucionario (EPR) se sumó a las voces que rechazan la creación de la Guardia Nacional, la cual comparó con la Ley de Seguridad Interior que fue anulada y criticada en su momento por la fuerza política que actualmente gobierna.
Esta es la primera vez desde el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia que el EPR fija su postura en torno a sus políticas, indicando que la solución a la “inseguridad y violencia” no está en el fortalecimiento del Estado policiaco militar, ni en la intensificación de la militarización del país; sino en la exigencia popular del desmontaje de dicho Estado, en la desmilitarización y el retorno inmediato de las fuerzas armadas a sus cuarteles.
Especialistas en seguridad señalan que esta advertencia del EPR podría convertirse en radicalismo con actos de sabotaje en cajeros automáticos como lo ha hecho en administraciones pasadas, “la cuestión está planteada, las diferencias ya son abiertas, y son grupos con los que no se puede bromear”.
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A través de su órgano del difusión El Insurgente, el EPR, tacha al Presidente de “político de oficio”, al sostener que durante su campaña pidió el regreso de los militares a sus cuarteles y hoy procede en sentido contrario, impulsando una Guardia Nacional, la cual, dicho sea de paso, “es un viejo plan con otro nombre que tiene sus antecedentes desde el sexenio de Ernesto Zedillo y se inscribe en una política contrainsurgente”.
Considera que la propaganda de López Obrador denota perversidad al afirmar que el Ejército mexicano es “pueblo armado” o “pueblo uniformado”. Ninguna de las dos categorías aplica ya que la Guardia Nacional que se conformará con estructuras y efectivos del Ejército, la Marina, la Policía Federal será un cuerpo más del aparato represivo, consideró el EPR.
Enfatiza que la ruta está en la exigencia popular del desmontaje de dicho Estado, en la desmilitarización y el retorno inmediato de las Fuerzas Armadas a sus cuarteles.
Ante esto, Guillermo Garduño Valero, catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), refiere que esta postura se suma a la del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, (EZLN), quién ya marcó la suya respecto a la construcción del Tren Maya, “no solamente de rechazo, sino que la toma de distancia del actual régimen”.
En entrevista, el especialista en seguridad sostiene que el EPR va a continuar en la misma línea, es lo que ocurre siempre en los regímenes populistas, resultan demasiado tibios para los que son extramadamente radicales, “este caso queda dentro de estos parámetros, saben perfectamente que no pueden rebasar los límites institucionales y por lo tanto lo rechazan”.
EPR CONTRA PEMEX
En 2007, el Ejército Popular Revolucionario se atribuyó la autoría de las explosiones ocurridas en ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) en Veracruz y Tlaxcala, indicando que las acciones fueron preparadas y ejecutadas para no causar pérdidas humanas, y advirtió una vez más que no cesará su accionar político-militar hasta que sean presentados con vida y en libertad sus compañeros Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez.
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Guillermo Garduño comentó que el lopezobradorismo quiere avanzar en la búsqueda de una clientela electoral permanente, “el que López Obrador diga que va a cambiar la Constitución al término del periodo, nos habla de que dentro de ello estaría el regalito de la reelección ya la soltó y sobre la misma línea han ido todos, Hugo Chávez en Venezuela y Rafael Correa en Ecuador”.
El especialista, coincide con el EPR en que López Obrador, ha tenido un doble discurso respecto a las Fuerzas Armadas.
Primero de un radicalismo extremo contra el Ejército Mexicano y ahora pretende apoyarse en él. “Lo único que hace es alterar la estructura militar de una manera impresionante, en muy poco tiempo no sé a dónde lo va a llevar, porque no necesariamente es hacia los fines que de alguna manera pretendería”, consideró.
Advierte que el presidente ni somete a los grupos radicales ni mucho menos encuentra eco en la posibilidad de avanzar tan rápido como pretende, “las otras fuerzas lo dejan avanzar hasta cierto punto, el cual ya no tenga (Obrador) ningún elemento de abasto. Por ejemplo por estancamiento de finanzas públicas y en ese momento se voltearán totalmente rodeándolo por todos lados”.