Con escuelas cerradas y avenidas sin tráfico, fue como dio inicio el nuevo ciclo escolar 2020-2021.
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Años anteriores, esta fecha representaba para los padres de familia el tener que salir de casa con minutos de anticipación. Las avenidas y calles principales que conducían a las más de 900 escuelas del nivel básico en la ciudad estarían saturadas de vehículos, todos intentando no llegar tarde al primer día de clases.
Sin embargo, durante este año eso no se vivió. A padres que les tocaba sentir por primera vez el sentimiento de dejar a su hija o hijo en preescolar, no fueron testigos de esa emoción y nostalgia, ya que ellos estarían en todo momento en casa, aprendiendo.
Las aulas, los patios y cafeterías de cada escuela, quedaron sin el eco de los alumnos, pues nunca antes se había escuchado tanto silencio en un regreso a clases.
Ahora, se vive algo atípico e histórico en todo el país, una “nueva modalidad”, algo que quizá nunca imaginaron y a lo que no se prepararon, pero que sin duda, están enfrentando con interés, paciencia y ganas por continuar su educación, aunque sea a distancia.
Para algunos, esto podría significar el doble de trabajo y esfuerzo, así como algo casi imposible, ya que hay quienes no cuentan con las herramientas necesarias para poder llevar a cabo sus clases de manera virtual o por medio de transmisiones televisivas.
En esta ocasión, se ha iniciado el ciclo con una infinidad de dudas, las cuales en debidas situaciones no podrán ser aclaradas, tendrá que bastar con el importante papel que desempeñarán los padres de familia a lo largo de este proceso.
Asimismo, las papelerías grandes y pequeñas, han lucido vacías, sin las largas filas que denotaban un nuevo comenzar, en el que cientos de alumnos acudían con emoción y regocijo a escoger el cuaderno de su personaje favorito, la tinta de su pluma o la mochila que tanto anhelaban.
Las ansias de compartir el lonche con los nuevos compañeros, mientras sonaba el timbre de receso, tendrán que esperar hasta que todo regrese a la “nueva normalidad”.
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