Ciudad Juárez, Chihuahua.- “Yo solo tengo la ayuda de Dios y de mis clientes”, así lo expresó Margarito Hernández, mejor conocido como el ‘Rey de los Jugos’.
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Hace más de 10 años que Margarito perdió su vista a causa de la diabetes, por lo que día a día le toca enfrentarse a una multitud de retos, tanto en su vida personal como en el trabajo.
A pesar de su discapacidad visual, el señor se levanta de manera habitual a los 2 de la mañana para comenzar su rutina y poder estar a tiempo en su trabajo en donde deleita a cientos de juarense que a diario asisten a comprarle jugos de naranja natural.
Al principio fue muy difícil no quería ni salir de mi cuarto, ni a la tienda, me apachurre, se me cerro el mundo por completo
Margarito, comenzó desde 1973 a vender estos jugos en compañía de su padre y mucho antes de perder la vista, por lo que es muy conocido en el sector como el rey de los jugos.
Comentó, que él es quien elabora los jugos sin la ayuda o supervisión de alguien, esto gracias a la experiencia que lo respalda por más de 45 años.
Con la ayuda de su bastón, cada mañana le toca demostrarse a sí mismo que puede realizar todo lo que se propone y que el ser un invidente no lo frena para poder continuar con su vida, ni el tener que depender de alguien económicamente.
Todos los días, hace una hora de recorrido para llegar del trabajo a su casa y de la misma manera en la mañana, en donde a través de su sexto sentido que dice tener, logra tantear la distancia para saber en donde bajarse del autobús.
“Yo batallo mucho para agarrar mi rutera porque no me quieren subir, hay ocasiones en las que tengo que transbordar y tomar dos ruteras para poder llegar al trabajo, en algunos momentos si me ayuda la gente a tomar el camión”, explicó.
Su rutina laboral, comienza desde las seis de la mañana hasta las dos de la tarde, en ocasiones aprovecha para comer cerca y de allí tomar camino para llegar a su casa localizada en la José Manuel acuña.
Por medio de una tarjeta y del teléfono logra contactar al proveedor que le lleva las naranjas y el hielo hasta el lugar en donde vende sus jugos que es en la Ignacio de la Peña y Lerdo en contra esquina de los correos.
Gracias a un joven que le ayuda a guardar su carrito cerca, es que Margarito no tiene que cargar con sus herramientas de trabajo, ni dejarla en la calle.
Pese a su edad de 62 años y a su invidencia, Margarito continua trabajando sin ninguna excusa, comentó, como después de que gracias a su hermana, María Hernández que lo llevó a una escuela de invidente logró asimilar su situación y a seguir adelante durante los tres años que asistió.
Mencionó, como durante el transcurso de adaptación, sufría de caídas que le dejaron cicatrices en sus piernas y rodillas, “cuando uno pierde la vista tiene que hacerlo todo con cuidado y al principio no me acostumbraba, con el tiempo me fueron enseñando a caminar”, expresó.
Finalmente, mencionó que durante las últimas semanas ha sido víctima de robos, debido a que la gente se aprovecha de su discapacidad visual para encargarle jugos y al momento de dárselos, huir sin pagar.
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