Ciudad Juárez, Chihuahua (OEM, Informex).- "Allá nos trataron peor que perros, de pérdida a los perros les tienen una yarda, a nosotros nos mandaron a dormir al suelo", con estas palabras, un grupo de 14 paisanos deportados se quejaron de las condiciones inhumanas que vivieron en los centros de detención de los Estados Unidos, antes de ser repatriados a esta frontera.
Con la promesa de que regresarían a pisar suelo norteamericano, agradecieron el apoyo que les brindaron las autoridades mexicanas, el Instituto Nacional de Migración y la Casa del Migrante, donde dijeron, los trataron como seres humanos y les ayudaron a regresar a sus tierras.
Carlos Delgado, originario de Mazatlán Sinaloa, les deseó suerte a los migrantes centroamericanos que esperan una resolución a su solicitud de asilo desde el albergue ubicado en la calle Neptuno, mientras que él abordaba una camioneta del Grupo Beta para dirigirse a la Central Camionera.
"Mientras haya mexicanos, hispanos y latinoamericanos, seguirá habiendo Estados Unidos, suerte y no se rajen, échenle ganas, vamos a regresar aunque nos traten mal los gringos", gritaron los repatriados.
Con lágrimas en los ojos, el señor José Luis Vega, originario de Guadalajara, lamenta haber dejado toda una vida en los Estados Unidos, luego de haber vivido durante 34 años en Los Ángeles, California, hasta que un vecino le "echo" a migración.
Desde los 17 años, cruzó la frontera y trabajo en la construcción, pero ahora deja a su esposa y sus hijos recién graduados de la universidad del otro lado, a quienes espera volver a ver algún día, "si Dios se lo permite".
"Esos centros de migración que está haciendo los Estados Unidos son un centro de tortura, nos tratan como animales", reclamaron todos juntos.
Por su parte, el señor Pedro Jesús, originario de Guatemala, decidió volver junto con su hijo de 11 años a su amado país, al ver que se le negó la oportunidad de alcanza el sueño norteamericano.
Él y su hijo viajaron a esta frontera desde el sur de México, pero luego de ocho días de batallar y ver lo difícil que es cruzar del otro lado, pidió se le diera la oportunidad para estar junto a su esposa e hija, que se quedaron a esperarlo allá en Guatemala.
Mencionó que aunque se le dio la oportunidad de trabajar en esta frontera, no quería estar dejando a su hijo sólo, por lo que no tuvo otra opción, dejando entrever la posibilidad de que en un futuro volverá a intentarlo.
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