Ciudad Juárez, Chihuahua.- Lograr lo que se propone y hacerlo con éxito, es lo que Yahir López piensa cada mañana después de levantarse y alistarse para asistir a su taller de soporte técnico en el Centro de Capacitación para el Trabajo Industrial (CECATI) 121.
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Pese a que Yahir padece de un trastorno llamado Asperger, nunca se ha dado por vencido, aún y cuando todo se le complique.
Fue desde pequeño que Yahir comenzó en el mundo de las computadoras, desbaratarlas y luego tratar de repararlas era algo que le entretenía pero le hacía sentir cierta tranquilidad.
La compañía de su madre y abuela han sido pieza fundamental para que él pueda desenvolverse de una mejor manera, pues nunca ha estado solo en este proceso que no ha sido nada fácil.
Platicó que en el transcurso de su educación ha tenido que pasar por circunstancias que le han generado problemas, y que lo han hecho sentir mal, sin embargo haber llegado a esta escuela, le ha dado la motivación de seguir adelante.
Aunque existan cosas que se le compliquen, Yahir no busca que las tareas le salgan a la primera, pues ha sabido tener paciencias e insistir hasta que salgan las cosas como él las tenía pensadas y como deben de ser.
Uno de los momentos más dolorosos que ha tenido, fue cuando su abuelito Gustavo y su perrita Cloe fallecieron, lo describió como el momento más doloroso.
“Llore mucho, no se imaginan cuanto, fue un momento muy doloroso para mi, llevaba 9 años con mi perrita, no quise comer, ni nada “, platico mientras recordaba con tristeza.
Comentó que en ocasiones, le vienen unos dolores muy fuertes en su estómago, pero eso no es un impedimento para poder asistir a su escuela, ya que ahí ha encontrado una segunda casa y una curación a todos sus problemas.
Venir a la escuela me ayudó en todos mis problemas, venir a la escuela me ayudó, con esto me alivio de lo más triste que eh vivido, aunque me duela el cuerpo, eso no me impide estudiar
Su sueño es seguir capacitándose dentro de este instituto, debido a que la ayuda que le han brindado maestro y compañeros ha sido muy buena y reconfortante para él.
“Ellos me quieren bastante, son buenos maestros si me equivoco, ellos me ayudan aquí estoy muy bien gracias a Dios, hasta me dan ganas de quedarme a vivir aquí en la escuela, yo le echo todas las ganas para aprender”, dijo.
A sus 18 años, ha tomado ya un curso en informática dentro de esta escuela, sin embargo, desea seguir tomando el curso de electricidad, refrigeración, mecánica automotriz e inglés.
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