Con su chaleco manchado de sangre, en muletas y con una pierna rota llena de tornillos, así es como Noel, mejor conocido entre sus amigos con el apodo del Norteño, fue a darle el último adiós a su hermano biker Iván Arenas, quien falleció el fin de semana a causa de las heridas provocadas en el fatal accidente del domingo 12 de enero.
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Iván es el tercer integrante del club de motos Capitanes que perdió la vida por la imprudencia de un conductor que les cortó la circulación en la avenida Cuatro Siglos, mismo que enfrenta un proceso penal por homicidio imprudencial, daños y lesiones.
Triste y con la voz entrecortada, el Norteño contó qué fue lo que ocurrió aquel día, cuando su habitual rodada de domingo terminó convertida en tragedia, logrando él salvar su vida de forma milagrosa.
Recuerda que él y Alberto Molina iban al frente de la caravana, cuando vieron que la camioneta pick up comenzó a descontrolarse hasta invadir su carril, por lo que él intentó esquivar el golpe hacia la izquierda, impactándose en la parte de atrás de la troca, mientras su compañero se hizo a la derecha, chocando con el frente, para después salir proyectado hacia el canal ya sin vida.
Lamentablemente sus otros dos compañeros que venían atrás de ellos, Kenneth e Iván, chocaron de lleno con la parte de la caja y la cabina, muriendo en el lugar Ken, mientras que Iván fue llevado grave y estuvo convaleciente por varios días.
Al término de la charla no pudo más y soltó el llanto, al recordar que gracias a Dios él está vivo, pero sus compañeros no, lo que ha sido duro y difícil de sobrellevar, por lo que decidió acompañarlos en esta ocasión en el recorrido.
Poco antes del mediodía del miércoles, partió el contingente con el cuerpo de Iván desde la funeraria Perches, en la avenida López Mateos, con rumbo a la iglesia Nuestro Señor de la Misericordia, en las calles Valentín Fuentes y Simona Barba, donde se llevaron a cabo los servicios religiosos.
La caravana recorrió toda la avenida López Mateos en el carril de extrema izquierda, hasta llegar a la Simona Barba, donde dieron vuelta a la izquierda hasta la capilla, donde sus compañeros capitanes ayudaron a cargar sus restos.
De ahí, salieron para realizar un recorrido hasta la Plaza de la Moto, donde sus compañeros bikers le dieron el último adiós y así, finalmente acompañarlo hasta el panteón Recinto de la Oración, donde será su eterna morada, en el mismo lugar donde descansan Alberto y Kenneth.
“Consideramos que el simple hecho de cerrarle el paso a una motocicleta o aventarles el carro encima debería ser considerado como intento de homicidio, en otros países así lo hacen, por qué no aquí”, dijo molesto uno de los motociclistas que se despidió de su amigo.
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