Más del 40% de los jóvenes y adultos en el estado han sido víctimas de acoso en sus empleos, directamente de su jefe o por algún trabajador superior, según los datos de la Encuesta sobre Prevalencia de Violencia Familiar y Sexual en el estado de Chihuahua, elaborada a través del Observatorio Ciudadano de Ficosec.
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Lo anterior muestra que de un millón 100 mil personas jóvenes económicamente activas, 600 mil se han enfrentado con alguna actitud violenta u hostil de parte de sus superiores, que va desde presiones para que el empleado renuncie a la empresa, hasta el “mobbing perverso”, cuya única finalidad por parte del hostigador es simplemente divertirse.
Los diferentes tipos de moobing hacen que, en ocasiones, este fenómeno quede camuflado o incluso interpretado como algo que entra dentro de la normalidad, sin embargo, distinguir los distintos tipos de mobbing no resulta imposible.
Si se clasifican los tipos de acoso o abuso según el objetivo, se identifica el estratégico, en el que se trata de un acoso descendente o institucional, y se caracteriza porque forma parte de la estrategia de la empresa, con la finalidad de que el acosado se vaya de la empresa de manera voluntaria.
El de dirección o gestión, es llevado a cabo por la dirección de la organización, generalmente por varios motivos: para prescindir de un trabajador poco sumiso, para llegar a situaciones de esclavismo laboral o para acabar con un trabajador que no se ajusta a las expectativas del jefe (por ejemplo, por estar demasiado capacitado o para dejarle en evidencia).
Además, este tipo de acoso laboral puede realizarse para maximizar la productividad de la empresa a través del miedo, empleando amenazas reiteradas de despido en caso de no cumplir los objetivos laborales.
El acoso perverso hace referencia a un tipo de moobing que no tiene un objetivo laboral, sino que las causas se encuentran en la personalidad manipulativa y hostigadora del acosador.
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