Ciudad Juárez, Chihuahua.- De color y alegría varios malabaristas inundan las avenidas más transitadas por los juarenses, en donde a diario y desde temprano llegan para tratar de conseguir ayuda económica y a su vez entretener a los conductores, mientras esperan el cambio de luz.
Tal es el caso de Luis Aguilar, quien es conocido como ‘Wicho’, un malabarista que cada mañana, desde hace diez años, sale de su casa para ganarle el paso al sol y los espacios públicos a sus compañeros que también se ganan la vida en la calle.
Esto lo hace desde el momento en el que él joven de 31 años, decidió ser mochilero, a quien le costó aproximadamente dos años el poder hacer malabares y aprender sobre este arte urbano.
“Esto lo aprendí viajando, cuando yo estaba en Oaxaca y unos amigos de la Ciudad de México me enseñaron a hacerlo, primero fue con naranjas y ya después yo fui sacando más trucos”, comentó Luis.
Este oficio le ha dado para sustentarse económicamente y a su vez, para poder viajar y conocer algunos lugares del interior de la República y, países como Colombia, Atlanta, Guatemala, Ecuador, Perú y Bolivia.
Dijo que en una jornada de seis horas gana hasta 400 pesos diarios en el crucero de la Avenida Abraham Lincoln, zona la cual es muy concurrida por los demás malabaristas que practican de este arte en la ciudad.
Actualmente, comentó que después de terminar su turno en el crucero, asiste a cursos de cine, ya que su próximo viaje lo tiene planeado a la Ciudad de Guadalajara, para poder estudiar la carrera en cinematografía.
“Ahorita estoy aquí porque voy ahorrando para irme a Guadalajara, ya que pronto comienzan las fichas para la Universidad”, puntualizó.
Así como también, está la historia de José Barraza, quien desde niño se dedica a esta labor, ya que es la principal fuente de sustento económico para él y su familia, quien saca de 200 a 250 pesos diarios en el crucero de la Avenida Hermanos Escobar.
“Me gusta hacer reír a la gente que viene estresada, llevar una distracción y hacer más amenos sus problemas”, expresó.
José, tiene ya sus manos llenas de cicatrices, a consecuencia de las ampollas que le han dejado las pelotas de plástico que utiliza en los trucos que presenta cada día.
Finalmente, agregó que el mercado de malabarista ha decaído mucho a causa de los migrantes que ya se encuentran dedicados a brindar este entretenimiento a los juarenses.