Ciudad Juárez.- El amor a la docencia ha llevado a Cristina Villa Zamarripa a superar todos los obstáculos y cambios que la educación a distancia representa, los cuales han ido desde adaptarse a las nuevas tecnologías hasta convertir su habitación en un salón de clases.
En entrevista con El Heraldo de Juárez, Cristina, platicó como a más de un año de la pandemia, ha logrado acostumbrarse a impartir clases a distancia, idea que al inicio le costó asimilar.
“A mi me gusta ir a la escuela, estar con los niños. De este encierro, lo más difícil para mi fue no haber podido dar clases en la escuela, a veces lloraba de la frustración de ver que los niños no querían conectarse porque pues no había esa relación”, expresó.
Cristina, es maestra desde hace 17 años y terapeuta desde hace 13. Egresó de la licenciatura en Educación por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez en el 2008, donde luego, realizó una maestría en Educación Especial, debido a que desde muy joven, comenzó a dar terapia por medio de unas capacitaciones que realizaba en la universidad.
Actualmente, es maestra de primer grado en la escuela primaria 1 de Mayo, ubicada en la calle Jesús Escobar de la colonia La Chaveña.
Villa Zamarripa, expresó que lo más difícil de esta nueva modalidad, ha sido el impartir clases a estudiantes de primer grado, ya que vienen de un preescolar y están en la etapa donde comienzan a leer y escribir, además, de tener que adaptarse a las nuevas tecnologías.
Para mi ha sido un reto muy grande tener primer grado a la distancia, al inicio me sentía muy frustrada, no sabia que hacer. La verdad es que el programa Aprende en Casa no es una maravilla, los niños no lo quieren ver, no les llama la atención, aunque aun así manejo el contenido expresó
Sin embargo, dijo que pese a lo difícil que ha resultado, actualmente sus alumnos ya leen y saben lo básico, con lo que deben de salir de primero a segundo. “Eso me hace sentir orgullosa de lo que hemos estado haciendo”.
Para poder lograr una clase más amena, que compense la distancia, Cristina, ha trabajado con diferentes manualidades, juegos o dinámicas que permitan a los alumnos estar motivados aún y cuando algunos están pasando por las diversas secuelas que ha dejado esta pandemia.
Cuatro días a la semana son los que ella se conecta con los menores, además de las transmisiones en vivo que realiza para poder grabar las actividades y que los alumnos que no se conectaron, puedan cumplir con los trabajos.
“Los niños están muy educados, han aprendido a bloquear su micrófono, a prenderlo cuando se participa, al inicio se batallo pero ahorita tienen un nivel bastante nuevo de tomar su clase”, dijo.
Pero eso no ha sido todo, ya que Cristina tuvo que adecuar su habitación para poder darle la similitud a lo que es un salón de clases, con pizarrón, escritorio, letreros y demás artículos que los alumnos pueden apreciar en un aula.
“Tuve que montarlo dos veces porque me cambié de casa y pues también se requiere dinero, porque tuvimos que comprar una extensión para el internet, tener un buen equipo para poder dar clase, el pizarrón, entre otras cosas”, mencionó.
Ahora, un tripié, un celular y una computadora, son sus herramientas principales para poder llegar a sus alumnos.
Por último, dijo que como terapeuta, ha visto como la ansiedad ha aumentado en algunos menores, pues en algunos colegios, los tienen conectados hasta 6 horas seguidas.
Cristina, concluyó en que esta pandemia ha traído muchas situaciones difíciles, sin embargo, afirmó que lo mejor que ella puede tener, es la mejor actitud.
TE PUEDE INTERESAR: