Permanecer en casa y resguardarse del Covid-19, no ha sido una opción para el señor Manuel Ruiz, de 62 años de edad, quien aún sigue trabajando como parquero.
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“¡Dele, dele!”, son las palabras con las que Manuel se gana la vida, a veces le va bien, a veces mal, pero no hay de otra, de él dependen su hija con discapacidad y sus dos nietos de dos y cinco años.
El señor Manuel platicó que fue hace unas semanas que mandaron a descansar a sus demás compañeros que tenían más de los 65 años de edad, pero debido a que él tenía 62 le tocó seguir trabajando.
Aunque tenga miedo de contraer el virus, no le queda de otra más que seguir trabajando, pues hay recibos que pagar, nada menos el del agua, el cual ya se le venció y no ha podido juntar para liquidarlo, temen que le corten el servicio.
“El recibo me llegó este 14 del mes, y hasta llegó más alto de lo que normalmente me llega, los recibos siguen incrementando, mientras que el trabajo va para abajo”, señaló
“Yo veo muy crítica esta situación, pero tenemos que trabajar, porque de por sí, si trabajando se las ve uno difícil, ahora no haciéndolo”, agregó.
El trabajador de un supermercado reconocido en la ciudad, el cual se ubica en la zona Altavista, comentó que lleva más de 21 años trabajando como parquero, sin embargo, nunca había tenido tanto miedo de estar expuesto tanto tiempo en la calle.
Al llegar a casa, Manuel acostumbra lavar todas sus pertenencias hasta asegurarse que podrá entrar a la casa sin ningún pendiente.
Pese a que él sabe el riesgo que representa seguir trabajando, no puede dejar de hacerlo, la única opción es cuidarse y ponerse en manos de Dios.
El habitante del sector Felipe Ángeles contó cómo fue operado hace un año de la columna, por lo que está acostumbrado a trabajar con dolor, así que ahora, esto no significa mucho sacrificio para él, aunque prefiere estar resguardado por sus nietos.
“Aquí ando echándole ganas, no lo niego, pero en la casa hay necesidades y hay que seguir chambeando”, expresó.
Aunque no tenga más de 65 años, el señor Manuel se siente vulnerable ante esta situación, pero ahora sí, su única opción ha sido seguir trabajando o permanecer en casa y “morir de hambre”.
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