La vida para habitantes de colonias donde no hay suministro de agua potable, empieza desde un día antes, desde conseguir y contemplar si tendrán agua para los servicios más básicos como bañarse, usar el baño y lavar trastes.
Para Dora Lidia Insurriaga y su familia que viven en el Ejido de Barrales, la vida tiene que iniciar desde uno o dos días antes, pues tienen que buscar y administrar en qué van a utilizar la poca agua que les surte la pipa o incluso tienen que movilizarse a conseguir agua para beber y preparar alimentos del siguiente día, pues la purificadora también está fallando.
El bañarse a primeras horas del día es algo impensable, lo más que pueden es lavarse a jicarazos con el agua que desde un día antes juntaron.
Una de las más afectadas es su hija de 16 años, ya que para llegar a la preparatoria tenía que caminar unas cuadras, tomar un camión para recorrer una distancia de una hora y con el calor el sudor no se hace esperar, de regreso es la misma situación, llegar a su casa a refrescarse y lavarse con un baño, es una moneda al aire, pues hay días que el agua se terminó.
Desde principios de mayo que empezó el calor, tuvo que dejar la preparatoria por la falta de agua para higiene, pues cometa Dora, que con el exceso de sudor y en sus días de menstruación es imposible que ande en la calle sin asearse.
En el caso de su pequeña que acude a tercero de preescolar, también la sacaron de sus clases, por la misma situación, incluso cuando no pasa la pipa ha tenido que esperar una semana sin bañarse.
Durante la mañana acude para acaparar agua en el garrafón, pero ya ni eso puede conseguir, pues la máquina sólo le surte poco más de la mitad, tiene que esperar a que llegue su esposo por la tarde para trasladarse a otro poblado a conseguir agua para consumo.
Dora tiene bajo su responsabilidad el cuidado de 20 perros, los cuales son callejeros, para ellos tiene que destinar otros 300 pesos semanales en consumo de agua, pues trata de que estén hidratados y frescos, incluso en horas pico de calor, los mete a su casa, la cual sólo puede refrescar abriendo las ventanas y con abanicos, ya que su aire evaporador sólo avienta calor.
Si tiene suerte agarra agua de la pipa que es conducida por voluntarios de la colonia y pasan después de las 7:00 de la tarde, hora vuelven del trabajo y pueden prestar el servicio.
En días de altas temperaturas, tienen que salir a dormir al patio, ya que la casa ha guardado el calor durante el día, después de la media noche regresan a dormir a sus camas, porque horas antes es imposible.
En otro sector con la misma problemática es Real del Desierto, ahí vive Angela Hatcher, quien batalla porque no ha podido encontrar tinaco y tiene que juntar agua a como dé lugar.
“Cuando tenemos agua la guardamos en donde sea, por que luego pasan tres días que no hay, aquí no pasa pipa, tenemos que gastar gasolina y dinero para ir a otras colonias a buscar, en ocasiones me tengo que bañar con agua purificada, en una semana pago hasta 500 pesos en pura agua, y todavía llega el cobro por el servicio que no tenemos”, contó Hartcher.
Mencionó que muchos de sus vecinos cuando no tienen el vital líquido se van de la colonia con familiares, situación que amantes de lo ajeno disfrutan al máximo vandalizando las casas solas y lo peor de todo es que para ellos no existe ninguna solución.