Después de dos horas y media de estar en labor de parto, la Guardia Nacional de Texas se compadeció de Elian Pérez, venezolana que estuvo a punto de parir de lado estadounidense tirada a un costado de los alambres de púas, luego de llegar a Ciudad Juárez en el tren del mediodía detrás del parque industrial conocido como “Las maquilas del Cinco”.
Nuevamente arribó el tren repleto de migrantes, los cuales comentaron que venían de México, unos dijeron que venían de Monterrey y otros de Coahuila, en lo que coincidieron todos, es que desde que subieron al tren, ninguna autoridad los detuvo, ni los inspeccionó.
“Lo único que sí nos hicieron fue entrando al Sur de México un alcabala (autoridad migratoria o policía) nos quitó el dinero para dejarnos pasar nos cobró entre 300 y 500 pesos a cada uno para poder dejarnos ir a la Ciudad de México y de ahí ya sin dinero tomamos el tren durante tres noches y cuatro días, mi amiga venía con las contracciones desde anoche pero ya no podíamos bajar del tren”, dijo Elena Bonimba.
Contó que ayer a las dos de la tarde el tren se paró en un desierto, despegó la locomotora y se fue; ocho horas después llegó nuevamente y arrancaron a las dos de la mañana y de ahí a esta frontera.
“Desde anoche ella empezó con dolores y botó líquido, lo único que podíamos hacer es hablar con ella y orar a Dios, ella ha sido muy valiente está en el mes final, seguro tendrá que tener una cesárea, pues así nació su primer hijo”, contó Eleana.
Un fotoperiodista de Periódico el Heraldo de Juárez fue quien dio apoyo a la mujer, le solicitó un Uber para que llegará a un hospital, sin embargo, Elian y sus acompañantes, decidieron llegar hasta Al llegar al Border Safety Initiative marker (BSI / Marcador de Iniciativa de Seguridad Fronteriza) 36, estuvo ahí desde 13:15 horas, con fuertes dolores se sentó, pues le daba miedo cruzar el río Bravo, aparte en ese momento sólo había siete migrantes.
La embarazada estuvo esperando del lado mexicano casi una hora y media bajo el sol sin agua y alimento, hasta que se reventó su fuente y los dolores fueron más fuertes, fue ahí cuando se decidió a cruzar el río Bravo de la mano de su esposo y otro migrante, el río le cubría la panza debido a que aumentó su flujo de agua debido a que había llovido, sin embargo se arriesgó.
Estuvo por horas rogando a la Guardia Nacional de Texas que la dejara entrar, pero los militares le gritaban que se fuera a parir a un hospital en México, que no cruzaría, al verla sufrir con dolores de parto otras venezolanas cruzaron a brindarle ayuda para labor de parto.
Gracias a un numeroso grupo de migrantes que venían con ella en el tren y también fueron al BSI 36, se congregaron en una puerta de entrada y empezaron a empujar sin importar la presencia de militares, pues la mujer ya estaba dilatando y tenía sangrado y fue aproximadamente a las 15:30 horas que, las autoridades estadounidenses le dieron el paso.
Sin embargo, tuvo que tomar la dolorosa decisión de entrar sola a Estados Unidos y dejar a su esposo y sin su hijo, para ser llevada a urgencias.