Todo sacrificio que hacen las personas en situación de movilidad (migrantes) por buscar el sueño americano, vale la pena porque de otra manera no pueden regresar a su lugar de origen como son de nacionalidad venezolana.
Tal es el caso de la mujer migrante de Venezuela quien desde que salió de su país de origen junto con su familia, han padecido todo tipo de dificultades, desde conseguir alimentos, alojamiento, asaltos, transporte para llegar hasta esta frontera y el principal obstáculo que es cruzar a Estados Unidos a través de asilo político.
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Mencionó que ya tienen varios días viviendo en la orilla del río Bravo cerca de la puerta 40 del muro fronterizo, en espera de ser recibidos por las autoridades de Estados Unidos, sin embargo, han sido botados al lado mexicano.
Agregó que hay algunos compatriotas que consiguieron carpas, ropa y cobijas para resguardarse de las altas temperaturas a la orilla del río, pero ellos consiguieron solo algunas sábanas y las colocaron en las matas que están a la orilla del río Bravo que divide Ciudad Juárez con El Paso Texas.
A pesar de que son alrededor de 20 personas migrantes que se encuentran en los límites de Estados Unidos con México en esta frontera, la mujer venezolana indicó que vale la pena seguir el sueño americano, ya que no pueden regresar.
“Ya no podemos regresar a Venezuela porque hicimos traición a la patria, el presidente de Venezuela impuso diez años de prisión por traición a la patria si regresamos a Venezuela”, aseveró.
Aseguró que las agresiones que han sufrido de manos de las autoridades de Estados Unidos es más peligroso de todo lo que han vivido, más que la selva que cruzaron para venir a México.
Externó que ya han intentado cruzar por la puerta 40 del muro fronterizo y la Guardia Nacional de Texas los echó a patadas en el trasero a ella, a su esposo y a sus hijos.
La familia venezolana tiene más de tres días que se apostaron a la orilla del río Bravo en espera de ser procesados por el gobierno de Estados Unidos, ya que lo que quieren es trabajar y que los niños continúen con sus estudios, pero la Guardia de Texas no se los ha permitido.