Durante el 2017 se habló de una red de túneles de varios metros de profundidad, que recorren los recintos de la Catedral hasta el Museo Histórico de la Revolución alegando que fueron creados en la época colonial en nombre del Centauro del Norte, Francisco Villa, sin embargo, el historiador y cronista de la ciudad de Chihuahua Rubén Beltrán Acosta, ha dicho que por más que pide que lo lleven a ver uno, ninguno ha podido concretar esa historia.
El cronista dijo que en la Quinta Luz o el Museo de Pancho Villa, entrando al lado derecho del patio, hay una sala donde acostumbrábamos reuniones y ahí hay una especie de sótano que cuando baja uno hay un pequeño túnel, "pero lo estuvimos recorriendo hace mucho tiempo y realmente no llega hasta media calle" informa el cronista municipal.
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Hay una versión sobre pasajes subterráneos, no solo en relación con el Villismo, sino en lo general en la ciudad de Chihuahua, algunas personas en un tiempo se pusieron a estudiar las leyendas y se pusieron en la tarea de investigar, sin embargo, desafortunadamente no encontraron ninguno, aun habiendo referencias periodísticas de épocas pasadas de la existencia de esos pasajes a día de hoy no han logrado dar con ninguno que se conecte como dice en las leyendas.
Rubén Beltrán solía ser el presidente de la Sociedad de Hechos Históricos, en ese tipo se contactaba con personas que alegaban conocer la ubicación a entradas de los túneles, no obstante la mayoría eran charlatanes; que buscaban aparecen en imagen pública. Hasta que realizo una reunión donde se presentó un doctor egresado de la UACH, que le dijo saber dónde había un túnel donde se había refugiado Villa en época revolucionaria, y aseguraba que se encontraba en la calle 17 más o menos entre Libertad y Aldama.
El cronista poseía una nota periodística sobre la calle Libertad, de un caso de hundimiento que hubo cuando un transeúnte pasaba por la libertad y murió por los golpes que sufrió posteriormente.
Durante una investigación conjunta, un reportero y Rubén recibieron información de una señora llamada Lucina. Ella les informó sobre una escuela ubicada en la calle Aldama y 21, donde existía un patio con un cuarto que conducía a un sótano. Según Lucina, las estudiantes solían descender por ese sótano, el cual aparentemente conectaba con la calle, aunque nunca lograron recorrerlo por completo. El cronista municipal sugirió que existía una alta probabilidad de que en toda esa zona mencionada por el doctor, pudiera haber un túnel.
En esa época, el cronista incluso ofrecía una cantidad de dinero para la persona que les enseñara un túnel o que diera alguna pista que los llevara a él. Todos los que habían dicho conocer los túneles ya no hicieron comentarios al respecto y jamás se contactaron por la recompensa.
Rubén Beltrán con 27 años como cronista y diez más como director de la Sociedad de Hechos Históricos, aun lamenta que todavía no se le presente alguien que lo lleve a conocer los túneles.
Así que el mito le ha ganado el personaje, con tantos escritores oportunistas y obras que han salido sobre el villismo, son muy pocos los que de verdad investigan con fines educativos la historia de Francisco Villa. "Muchos de estos autores les ha interesado más bien la leyenda y el mito, que ponerse a estudiar de una manera precisa la obra renovadora de Francisco Villa, tiene oscuros y claros verdad como todos los seres humanos" finaliza el cronista con una reflexión que invita a reorganizar la idea que se tiene como el ser humano.