Desde el pasado lunes se escucha “arepas, arepas, arepas” sobre la calle Francisco Villa, los venezolanos han regresado a vender alimentos típicos de su país a la zona Centro de la ciudad, llegan con hieleras llenas de arepas y recipientes con agua de melón a la que ellos le llaman “juguito”.
Los juarenses que transitan a pie e incluso en automóvil se detienen sobre la calle Francisco Villa - mejor conocida como Ferrocarril- al cruce con 16 de septiembre, para comprar las ya famosas “arepas”, muchos de ellos llegan por primera vez y otros más son ya clientes frecuentes.
Son un grupo aproximado de seis personas, algunos reciben a los clientes y les hacen la entrega de los alimentos, mientras que los otros “cuidan” al resto del grupo, como si se llegara a presentar alguna situación y para ayudarlos con las hieleras al término de la jornada.
Cabe hacer mención que estos no cuentan con la autorización de Regulación Comercial, el objetivo es que se respete los espacios de los comerciantes que pagan sus permisos y servicios.
Semanas atrás los migrantes que llegaban con la venta de alimentos fueron removidos de la 16 de Septiembre, ya que los comerciantes empezaron a inconformarse por el aumento de basura y disminución de sus ventas.
Estos grupos de migrantes andan actualmente dispersos por las cuadras aledañas al Centro Histórico, son varias las calles por las que caminan ofreciendo sus productos, en ocasiones se les ve ir de sur a norte sobre la calle Ramón Corona, de poniente a oriente sobre la 16 de septiembre partiendo de la avenida Lerdo.
Buscan tener ingresos para seguir solventando sus gastos que se generan mientras esperan en esta ciudad fronteriza su cita ante las autoridades estadounidenses y los de sus familiares que esperan en su país de origen.
Finalmente, Willie -migrante que recorre la zona centro- mencionó que muchos han tomado la decisión de no tomar las ofertas laborales que se les ofrecen por parte de las autoridades porque no buscan quedarse a pesar de no tener que comer.
“Pues no podemos tomar esas ofertas, no queremos estar aquí, pero tampoco nos dejan entrar allá, yo estaría con unos primos pero lamentablemente no es como cuando ellos cruzaron, no te miento tengo unos meses acá y no como todos los días, mucho menos las tres comidas, tengo fe en que pronto me voy de esta ciudad, que sí, la verdad si me ha ayudado”, finalizó la entrevista.