Decenas de agentes de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, Secretaría de Seguridad Pública Estatal y Guardia Nacional, acompañados por personal del Instituto Nacional de Migración, Consejo Estatal de la Población, Protección Civil Municipal y Protección Civil Estatal, llegaron hasta el Campamento de Migrantes en el Río Bravo para reubicarlos.
Esto por un oficio entregado por la Comisión Internacional de Límites y Aguas, que pedía retirar a los migrantes de esta zona, por ser considerada de alto riesgo.
Varios minutos de tensión se vivieron en el lugar, ya que los migrantes, en su mayoría venezolanos, se negaban a ser movidos de ahí para ser llevados a los albergues.
“No nos vamos a mover, por la fuerza no, de aquí no nos vamos”, gritaban los enardecidos migrantes que aseguraron que no serían quitadas sus carpas.
Sobre la avenida Norzagaray se podían apreciar decenas de patrullas, ambulancias, camiones de transporte público, unidades de Bomberos y camiones de Servicios Públicos Municipales.
Incluso un equipo de antimotines de la Policía Municipal se preparó en el bordo el Río Bravo en espera de órdenes para intervenir y actuar.
A su vez, del lado norteamericano, decenas de agentes de la Patrulla Fronteriza, el Departamento de Policía de El Paso y la oficina del Sheriff permanecieron a la expectativa.
Por varios minutos, el helicóptero de la Patrulla Fronteriza sobrevoló los límites entre Ciudad Juárez y El Paso para vigilar a los migrantes desde el aire.
Mauricio Rodríguez, titular de Protección Civil Estatal, indicó que se les estaba invitando a los albergues por su seguridad, al estar los migrantes en una zona de alto riesgo y con sus hijos enfermos.
Incluso varios migrantes portaban piedras y palos para “defenderse” de lo que dijeron era un abuso, mientras que los agentes permanecían en espera.