Orlando Gómez Palacios es una persona que ha sabido sortear las pruebas que le ha puesto la vida, primero a los 42 años le ganó la guerra a un cáncer de estómago, sin embargo, en la batalla perdió la vista. Aunque por algún tiempo se mantuvo alejado de toda la gente, encontró una nueva misión al acudir al taller de masoterapia para personas invidentes que ofrece la Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Bien Común en conjunto con el Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Chihuahua (ICATECH).
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Estudiar masoterapia fue algo circunstancial para Orlando, ya que él contaba con su vista. “Por mi situación estaba sin saber para dónde o qué hacer”, dijo, pues hace 11 años perdió la vista y él trabajaba como técnico electromecánico, con máquinas de moldeo de inyección de plástico.
Fue un cáncer de estómago lo que hizo que perdiera su vista, tardaron cuatro años en diagnosticar, estaba bastante dañado, perdió el 80 por ciento del estómago y con las quimioterapias le dio una neumonía y un herpes zoster muy fuerte; eso afectó el nervio óptico y así fue como perdió la visión, más no la lucha contra el cáncer.
En una ocasión acudió al Parque Central a realizar un trámite, y ahí lo invitaron a formar parte del curso de masoterapia que estaba ofreciendo el Gobierno del Estado.
Durante medio año estuvo acudiendo al taller y culminó con la capacitación para realizar masajes relajantes y descontracturantes.
“Mi experiencia fue gradual, pero todo para bien, cada día fui aprendiendo algo nuevo y eso me motiva a ser constante, estar ahí y aprovechar”, dijo Orlando respecto a cómo fue su presencia en el taller.
El obtener su certificación como terapeuta le dio un impacto completamente positivo a su vida y sobre todo un cambio muy enorme, ya que cuando perdió la vista sólo era estar en su casa, pensando cómo pasar su día, aislado por cinco años, pero ahora, a sus 54 años todo es muy diferente.
“Ahora tengo una razón cada vez que me despierto, ir a hacer un trabajo, ayudar a personas que tienen un problema físico, eso es muy gratificante y me siento muy agradecido con la oportunidad que se me brindó”, platicó Gómez Palacio.
Consideró que al principio si fue un poco complicado conseguir trabajo, sin embargo, conseguir clientes no lo fue tanto, porque daba masajes en su casa. Las mismas personas lo fueron recomendando con otros y así fue atendiendo más gente. Durante la semana ofrece masajes a no menos de 50 clientes.
“Es muy bonito, porque uno ayuda a las personas a sentirse bien y estar mejor y eso es gratificante, yo atiendo niñas, niños, señoras, señores y uno se siente muy bien y reconforta mucho cuando la gente va mejorando y agradecen”, es el sentir que tiene Orlando del contacto con sus clientes.
“Me cambió la vida a raíz de este curso, de lo aprendido y de lo que estoy haciendo, es muy gratificante servir a otras personas”, comentó Orlando, quien tiene a su esposa y una hija que en todo momento lo han apoyado.
Para finalizar envió un mensaje a todas las personas que son invidentes o que perdieron la vista: “No hay que perder tanto tiempo lamentándonos. Es complicado porque es un cambio, completamente, pero tenemos que reinventarnos, tenemos que aceptarlo en cierto momento sin resignarnos. Yo lo acepté, pero no me resigno todavía, por eso trato de echarle ganas, hacer un poco de ejercicio para estar preparado para alguna situación, pero la vida no se acaba y tenemos que vivirla de la mejor manera y aprovecharla de la mejor manera”.
