La señora Medrano, proveniente de Torreón, ha experimentado un milagroso acontecimiento en su vida y la de su hijo, gracias a la intercesión de San Lorenzo en Ciudad Juárez.
Hace 32 años, cuando su hijo, Mario, era apenas un bebé, fue diagnosticado con una enfermedad rara y grave. Los médicos no tenían muchas esperanzas y sufrían de falta de recursos para brindarle el tratamiento necesario. Desesperada y llena de fe, la señora Medrano decidió viajar a Ciudad Juárez para buscar la ayuda divina de San Lorenzo. Llegó al santuario con su hijo en brazos y, con lágrimas en los ojos, rezó fervientemente por su salud y bienestar. En ese momento, sintió una paz inexplicable y supo en su corazón que todo estaría bien.
La señora Medrano tuvo un encuentro con un joven que, conmovido por su situación, le ofreció su apoyo y le recomendó un especialista médico que podría brindar atención especializada a Mario. Con renovada esperanza, la señora Medrano llevó a su hijo a recibir tratamiento y, para sorpresa de todos, el pequeño comenzó a mostrar mejorías significativas.
A medida que pasaban los años, la salud de Mario continuaba mejorando de forma milagrosa. Todos quedaron asombrados por su progreso y no podían explicar cómo un niño que había sido diagnosticado con una enfermedad tan grave había logrado superarla.
La señora Medrano atribuía este milagro a la intercesión de San Lorenzo y a el joven que jamás volvió a ver y nunca supo su nombre al igual que a los médicos, como muestra de agradecimiento, prometió visitar el santuario cada año y espera algún día toparse con el joven que le dio aquella recomendación.
Los médicos quedaron sorprendidos al ver cómo su salud mejoraba de forma acelerada. La enfermedad que parecía imposible de tratar comenzó a regresar a niveles normales y su recuperación fue considerada un verdadero milagro. La señora Medrano atribuyó este suceso a la intervención divina de San Lorenzo y decidió hacer una promesa: visitar el santuario de San Lorenzo en Ciudad Juárez cada año representando su agradecimiento y compromiso con el santo.
A pesar de las dificultades y el paso del tiempo, ha viajado desde Torreón a Ciudad Juárez año tras año incluso en la época de pandemia no dejó de realizar la visita, compartiendo su historia de fe y esperanza con otros devotos en el santuario. Su devoción y testimonio se han convertido en un faro de esperanza y fortaleza para aquellos que también enfrentan desafíos en sus vidas.
La señora Medrano, ahora con 65 años, sigue manteniendo su fe inquebrantable y se esmera en cumplir su promesa año tras año.
Medrano no solo radica en el milagro de la salud de su hijo Mario, sino también en ver cómo la vida de él ha dejado frutos maravillosos. Mario, agradecido por su propia historia de milagro y fe, ha formado una hermosa familia y le ha dado a la señora Medrano tres maravillosos nietos. Estos pequeños, llenos de alegría y energía, acompañan a su abuela en sus peregrinaciones anuales al santuario de San Lorenzo.
Esta historia inspiradora de fe, devoción y gratitud de la señora Medrano y su hijo Mario ha dejado una huella profunda en la comunidad. El santuario de San Lorenzo en Ciudad Juárez se ha convertido en un lugar de esperanza y milagros para muchas familias que han sido testigos de la poderosa intercesión del santo. La historia de la señora Medrano se ha convertido en un ejemplo viviente de la importancia de mantener la fe y la gratitud en tiempos difíciles, y su legado perdurará en la memoria de aquellos que han sido tocados por su historia.
Una de las nietas de la señora Medrano también expresó su orgullo y alegría al acompañar a su abuela en estas peregrinaciones anuales. Para ella, no se trata solo de cumplir con una promesa, sino de compartir su fe de esta festividad, pues es un momento especial para convivir en familia.