Una venezolana, quien no compartió su nombre por seguridad, platicó que ella lo que busca es protección en Estados Unidos y no buscar el llamado sueño americano..
“Nosotros salimos de Venezuela porque mi esposo trabajaba de guardia en el gobierno, ahora él está siendo juzgado y eso representa mucho peligro”, dijo la venezolana.
Aunque se encontraba en el Border Safety Initiative Marker (Marcador de Iniciativa de Seguridad Fronteriza BSI 36), para entrar de manera ilegal, la migrante dijo que ya no podía esperar una cita en CBP One, porque tarda meses y ya no cuenta con dinero.
“Yo no vengo por el sueño americano, vengo a pedir protección para mi y para mis tres niños”, comentó.
La venezolana dijo que cree que sí podría conseguir protección por parte del gobierno estadounidense, ya que se considera una perseguida y su vida corre peligro.
“No tengo miedo que me expulsen, traigo pruebas de que mi vida y la de mis hijos está en peligro, necesitamos protección más que ir por un empleo para obtener plata”, aclaró la mujer.
Sin pensarlo, bajó y entró al río Bravo con sus hijos y otras mujeres que venían con ella.
El BSI 36 sigue siendo la entrada diaria de cientos de migrantes a Estados Unidos y aunque son recibidos por la Patrulla Fronteriza, ellos sólo los llevan a centros de procesamiento donde aplican la ley migratoria del Título 8.