El mensaje es fuerte, el Evangelio en su primera lectura menciona que “nos da todas las condiciones necesarias para vivir y trabajar en la viña y la parábola dice que pide cuentas, pero la injusticia y la maldad, la ambición, el odio hace que sucedan las muertes, el mensaje es no dejarnos atrapar por la ambición”, menciono el obispo de la diócesis de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres Campos.
La parábola menciona: “Un propietario plantó una viña, la rodeo con una tapia, cavó un lagar y construyó una torre”. Viene después el momento decisivo en el que el propietario confía la viña a unos labradores y se marcha. Se pone a prueba la lealtad de los labradores: se les ha confiado la viña; deberán vendimiar y entregar después la cosecha al propietario.
Los viñadores se apoderaron de los frutos, a uno de los servidores lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi hijo". Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia".
Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño, ¿Qué les parece que hará con aquellos viñadores?". Le respondieron: "Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo".
“No debemos ser presa del poder o del dinero, sino que realmente esas condiciones favorables que Dios nos da para vivir son de todos y debemos aprovecharlas cada quien desde su trabajo desde su ambiente”, agregó Torres Campos.
Jesús agregó: "¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos? Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos".
El pasaje del Evangelio nos invita a reflexionar sobre nuestras responsabilidades y dones que cada uno tenemos. Sí somos posesivos, sí nos creemos dueños y perdemos de vista que el único dueño es el Señor.
Finalmente, se exhortó a los fieles a seguir orando por la paz en la ciudad, por que los generadores de violencia reflexionen y se alejen del mal camino y las vocaciones.