Daniel, venezolano, está pernoctando en la cuenca del río Bravo, pero ha sido tanta la extensión de alambre de púas que ha puesto la Guardia Nacional de Texas para evitar el cruce de migrantes, que su hijo de cuatro años se cortó el pie con una de las navajas.
El venezolano al ver la herida del menor dijo que entre los mismos migrantes que estaban en el lugar le ayudaron a limpiar el pie.
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“Cuando se cortó, entre la gente de aquí, ayudó a limpiar la herida y le pusieron una gasa”, contó el padre.
Indicó que no ha querido ir a buscar atención médica al lado mexicano porque tienen miedo de las autoridades, ya que dicen, son ellos los que los secuestran, los extorsionan.
“No queremos estar en unos albergues porque tenemos miedo que lleguen los de migración y nos violenten hasta físicamente y nos regresen al sur de México”, comentó el venezolano.
Durante su travesía, agentes de migración lo agarraron en la ciudad de México y lo retornó hasta Guatemala, junto con su esposa, hija y su pequeño que está lesionado, por lo que en esta ocasión será su segundo intento por entrar a Estados Unidos.
“Ya queremos cruzar a Estados Unidos, sin importar que nos deporten, todo esto que hemos pasado es una pesadilla”, mencionó Daniel.
Desde que salió de Venezuela, lleva tres meses migrando con su familia, pero quien más ha padecido todas las inclemencias es Luisito, quien ahora no puede apoyar su pie porque se cortó y no ha sido revisado por un médico.
Solo están a la espera de una oportunidad de poder cruzar ese alambre de púas y tener un encuentro con la Patrulla Fronteriza para su procesamiento.