El programa de regularización escolar para niños, niñas y adolescentes, dentro del albergue Kiki Romero llegó a su primer año este octubre, ya han pasado mil 100 niños hasta la semana pasada.
“Creamos un espacio para que niños y niñas tuvieran clases, lo más asemejado a la vida escolar que llevaban antes de iniciar sus procesos migratorios”, comentó Santiago González, titular de la dirección municipal de derechos humanos.
Con el apoyo de organizaciones como Derechos Humanos Integrales en Acción, Unisef, Ayuda en acción entre otros, fue como se logró la adaptación del espacio escolar dentro del albergue Kiki Romero.
González, indicó que entre los apoyos se logró conseguir mobiliario escolar e insumos como plastilina, colores, cartulinas y todo material que sirva para que los niños puedan trabajar ahí.
De lunes a viernes, la maestra Adilene Torres, es quien acude al albergue para dar la regularización escolar a los menores que se encuentran de paso por esta ciudad.
El titular de Derechos Humanos de Municipio, platicó que cuando la maestra se ausenta para acudir a capacitaciones, los estudiantes le preguntan si habrá clases y piden un trabajo para ocuparse, ya que les gusta estudiar.
“Ellos como cualquier ser humano requieren de una actividad productiva, algo que los haga sentir útil, que los ocupe mental y materialmente en que se vea un resultado, ellos se sienten muy orgullosos de su trabajo o al pintar”, declaró el derechohumanista.
También confirmó que, con la implementación de escuela dentro del albergue, disminuyeron las travesuras, los accidentes como caídas y pleitos entre los infantes.
Entre los aprendizajes que se imparten a los niños está la comprensión lectora, matemáticas, ciencias sociales, civismo, derechos humanos, lecto-escritura, ya que es lo más universal en cuestión de enseñanza.