No era una curiosidad, después de haber oído mucho sobre Él, seguramente querían saber cómo pensaba y, quizá, de qué manera podían seguirlo. Nosotros, ¿pensamos que ya lo sabemos todo, o seguimos interesándonos por Jesús? ¿Le buscamos, o estamos sentados, sin más?, por ello los griegos deseaban verlo, de eso trata el mensaje de este domingo 17 de marzo.
“Quinto domingo de Cuaresma, estamos a ocho días de la Semana Santa, El evangelio de hoy comienza diciendo que algunos griegos le dicen a Felipe, ¡queremos ver a Jesús!, esta frase es importante, los discípulos son instrumentos, llevaron a estas personas”, relató el obispo de la Diócesis de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres Campos.
Esos griegos no se acercaron directamente a Cristo, comprendieron que no era fácil acercarse al Maestro, sin pasar por la comunidad. Por eso, entran en contacto con los apóstoles, para que éstos los llevaran a Jesús. La comunidad cristiana como medio para llegar a él.
“Ellos los llevaron para que vieran a Jesús, siempre debemos tener el deseo, la iniciativa, el gusto de ver a Jesús, no es solo como ver un objeto, una estrella, es un encuentro personal, ver a Jesús es conocerlo amarlo, seguirlo”, detalló el sacerdote.
¿Qué descubrieron los griegos, estando cerca de Jesús? Probablemente vieron a un hombre entregado a una causa, la causa del Reino de Dios, una causa por la que estaba dispuesto a morir. Porque muriendo se vive plenamente, conforme a los planes de Dios.
Es lo que debe hacer la semilla, para dar fruto. Por eso, toda la vida la vida de Jesús fue un ir muriendo poco a poco, entregándose a la voluntad del Padre, para acabar ofreciendo su existencia en la cruz. Eso fue lo que vieron y aprendieron los griegos, viviendo con Jesús.
“Entiendo que creyeron en él, también lo importante es como entre nosotros tenemos que ayudarnos, para llevar al hermano y vea a Jesús, el obispo tiene que orientar a sus fieles para que lleven su corazón a él”, agregó el obispo.
Conocer de verdad a Jesús significa renunciar a nosotros mismos, a nuestros prejuicios, dejar que sea Dios el que marque nuestro camino, según su voluntad.
Debemos pedirle a menudo, para que nos dé lo que estamos necesitando. Después de querer conocerlo y de aprender a renunciar a uno mismo, seguir avanzando, reconociendo el gran amor que el Padre nos ha tenido, para hacer una sociedad mejor; muriendo un poquito cada día.