Decenas de niños, adolescentes y sus padres, emocionados recorrieron todo el Centro Histórico para pedir dulces o hacer una travesura en caso de que no los recibieran.
Pasadas las 2:00 de la tarde ya se veían las brujitas, los vampiros, zombis, las calabazas, las monjas y otros personajes de películas infantiles o de terror.
Pero para las 14:30 horas eran ya decenas de menores los que llegaban a los distintos locales para pedir sus dulces.
Desde la calle ferrocarril se pueden apreciar los disfraces desde sencillo y hasta muy elaborados, según el ingenio y las posibilidades económicas de cada uno.
Los locatarios del Centro se unieron a esta tradición estadounidense para compensar el ingenio de los pequeños y jóvenes o de sus padres este año.
Los disfraces que más resaltaban era los de diablitos, angelitos, calacas, goku, payasos y súper héroes como Iron Man, Batman, Súper Man, entre otros.
Este año muchos de los padres o acompañantes de los niños decidieron salir temprano, ya que el clima frio no les permitiría disfrutar del recorrido y sobre todo para que no enfermara.
Finalmente, se podía apreciar un muy buen ambiente en las calles del Centro, las bolsas, calaveras de plástico u otro contenedor lucían con bastantes dulces de los que fueron recolectando.