El llanto de bebés y niños pequeños es lo que mayormente prevaleció en la orilla del río Bravo del lado americano en el Border Safety Initiative marker (BSI / Marcador de Iniciativa de Seguridad Fronteriza) 36.
Ya son cientos las familias que van llegando, algunas personas comentaron que llegaron está mañana en el tren y otras dijeron que en autobús y carros de raite.
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Sin embargo, está mañana en su mayoría las personas que estaban cruzando traían niños y niñas. Una familia llegó está mañana desde Venezuela, en el tren, en cuanto atravesaron el bordo, sin pensarlo entraron con dos niños chicos en brazos.
El papá cargó en sus hombros a un niños de dos o tres años, mientras la madre al ir a medio río, bajó a su bebé, pues ya no pudo levantarlo y lo metió al agua helada.
En cuanto el infante sintió el agua helada comenzó a llorar a gritos. Otros migrantes que ya estaban de lado americano, le gritaban a la mujer que levantara al bebé pero así cruzó arriesgando la integridad de sus hijos ante las bajas temperaturas y viento helado que se siente en el río Bravo.
Eran bastantes los menores que estaban llorando, así que una mujer de la Guardia Nacional de Texas, se compadeció y comenzó a regalarles agua, pidiendo que se les diera prioridad a los niños y niñas.
Aunque tuvo el gesto humanitario de brindar hidratación, les negó la entrada, por lo que hay cientos de migrantes esperando entrar por entre el filoso alambre de púas con el que la operación Lone Star protege su frontera.
De lado mexicano, también se observaron varias unidades de patrullaje del Instituto Nacional de Migración (INM), que tratan de alejarlos pero los migrantes son mayoría y en cualquier descuido cruzan corriendo y se lanzan al río para llegar a su destino Estados Unidos.