Tras la violencia que empezó a vivirse en Ciudad Juárez en el 2006, Andrés Canales tenía 24 años de edad, le gustaba vivir la vida fácil y disfrutar como a cualquier joven, sin embargo, se metió en líos y su vida comenzó a peligrar, fue entonces que se fue a vivir a Estados Unidos.
Luego de 18 años se logró reunir con su madre, hermanas y José Canales, su hermano, quien a lo largo de casi tres horas le gritaba a Andrés que levantará a su hijo menor desde el lado estadounidense para saludarlo y tomarle fotos con su celular.
“Antes cuando más peligroso estaba aquí, este canijo (Andrés) andaba medio acelerado, le gustaba la vida fácil y andaba peligrando, aunque no se fue huyendo, fue lo mejor para él y la familia”, contó su hermano José.
Cuando se creó el puente en El Paso que se acerca al parque de Las Tortugas, la familia se reunía ahí y Andrés bajaba del carro en el puente y los saludaba desde lejos, pero gracias al evento “Abrazos No Muros” se reunieron por tres minutos.
“Gracias a Dios está bien y ya está muy compuesto, tiene su familia con cuatro hijos, su trabajo y un permiso migratorio que le permite moverse por todo Estados Unidos y acá también tiene otros ocho hijos; mi hermano sí cambió mucho”, platicó José a El Heraldo de Juárez.
Dijo que trabaja moviendo maquinaria pesada y de carga como tractores y conservan la esperanza de que en unos tres años más pueda arreglar sus papeles migratorios, ya que en Estados Unidos se ha mantenido con un buen récord.
“Mi hermano sí la pasó mal, a veces me llama y me dice ‘ya no aguanto carnal ya me quiero regresar’; cuando son cumpleaños, navidad y la muerte de nuestro padre son las cosas que más le calan a él, no se pudo despedir de mi abuela y mi padre, tuvo que llorar allá solo su dolor”, compartió José los momentos más difíciles de su hermano.
Destacó que el precio del “Sueño Americano”, es muy difícil y doloroso, porque es irse dejando sus raíces y amor de su familia y aunque quiera, ya no puede regresar.
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“Ya lleva 18 años allá, ya que se aguante poquito, ya anda por todo Estados Unidos, ya le falta poquito para que lo consideren y puedan arreglar sus papeles, y pues así es la historia del tremendo Andrés Canales, la oveja negra, pero la gente cambia”, señaló José.
Este día va a ser inolvidable para todos, en especial para mi madre que pudo abrazar a su hijo que no sentía y abrazaba desde que él tenía 24 años, “Estuve a gusto, mi madre igual y ahora viene la tristeza porque es momento de despedirse”, finalizó José Canales, juarense.