Emili caminaba entre la línea de los carros acompañada de su pequeño hijo, para pedir dinero para comer, como ella dice, “estamos en la mano de Dios”, aunque su situación es difícil, pensar en la próxima llegada de Navidad, inunda su rostro de tristeza, pues constantemente habla con su hijo para explicarle que el Niño Dios no traerá ningún regalo como años atrás.
La venezolana está en Ciudad Juárez, con su esposo Johan y sus hijos, Germán de ocho años de edad y la pequeña Camila de tres, por las noches duermen en un albergue religioso y por el día salen a ganarse la vida para poder comer.
Al preguntarle como habían vivido las navidades pasadas, Emili, inmediatamente, se entristeció y sus ojos se nublaron al decir que sus navidades pasadas habían sido “Felices, pero ahora NO”.
Ellos eran de familia grande y cada 24 de diciembre se reunían para compartir los alimentos, convivir y abrir regalos.
“Yo he estado hablando con él (su hijo), para decirle que, si el Niño Dios no viene este año, quizás venga el siguiente año”, compartió la venezolana sobre como va preparando a su hijo, debido a que no recibirá ningún obsequio navideño.
Al preguntarle al pequeño sobre que espera para esta Navidad, ni siquiera pudo contestar, se entristeció y solo abrazó a su madre escondiendo su carita.
“La mejor navidad para nosotros es que nos dejaran entrar a Estados Unidos, ya estamos cansados de estar tanto en la calle, mi esposo y yo, no queremos ni platicar de cómo será esta navidad porque no queremos ponernos tristes”, declaró la migrante.
Recordó que el año pasado, su hijo pidió al Niño Dios unos patines y le fue concedido, sin embargo, este 2022 no habrá celebración ni regalos.
“Desde el año pasado nos pedía un teléfono, le dije, papi, el próximo año el Niño Dios te lo va a traer, espera a que tenga dinero; lo bueno es que mi niña es chiquita, ella todavía no sabe nada de regalos, lo que me dice ‘Mami ya vamos a la casha’, pero no vamos a regresar ya no tenemos nada allá, vendimos todo, sería lo mismo que aquí”, platicó Emili.
Además, que, en Venezuela, ya no tienen nada, les queda el miedo de que el gobierno sepa que salieron y los trate de traidores a la patria y hasta los mande matar.
“Yo le pediría al Niño Dios que nos ayude a pasar a E.U. y lograr nuestro sueño, ha sido muy duro el camino, nosotros queremos ir a trabajar, no a hacer cosas malas y sobre todo darles un mejor futuro a mis hijos, porque en Venezuela no se lo podíamos dar”, contó Emili.