El 27 de marzo del presente año, la población migrante en Ciudad Juárez adoleció la muerte de 40 extranjeros que perdieron la vida en el incendio de la estación provincial del Instituto Nacional de Migración (INM), al igual que asociaciones civiles, religiosas y activistas juarenses que se unieron al dolor de estas familias afectadas.
Al día siguiente empezaron a colocar mensajes de solidaridad y defensa de los derechos humanos de las personas en contexto de movilidad.
Al transcurrir de los días se fue creando un memorial en el que se colocaron fotografías de los fallecidos, cruces, rosarios y se colocaron 40 velas que representaban la luz encendida de la esperanza de llegar alcanzar el sueño americano, que irónicamente el fuego de la estación migratoria apagó.
Han pasado casi cuatro meses y de ese recuerdo con banderas, flores y lugar de oración ya no quedó nada más que una cruz de acero.
Desde hace dos semanas, el viento desbarató la carpa que resguardaba las ofrendas a los difuntos y con el desalojo de los migrantes de la Presidencia Municipal se eliminó ese altar.
"Yo llegue hace un mes pero desde que pasó supe la tragedia ocurrida aquí, vi el altar, el que ya no esté no significa que nosotros los venezolanos lo olvidemos, esta tragedia con altar o sin altar siempre se va a recordar" opinó Rosmar de Venezuela.
Dijo que, todos los amigos, familiares y conocidos de los difuntos, ya no están en Juárez, pues lo que querían era llegar a su destino Estados Unidos.
"No es que no tengamos tiempo para cuidar el memorial, pero los que estamos aquí, la mayoría dormimos en la calle, trabajamos para mandar dinero a nuestra familia, no olvidamos a todas esas personas, sólo no hay el tiempo, todos los días se van o llegan migrantes, nadie viene a quedarse", explicó el venezolano.