Con un largo peregrinar que les ha llevado varias semanas e incluso meses para estar en esta frontera, ayer alrededor de dos mil migrantes, decidieron acercarse hasta el bordo del río Bravo con la intención de entregarse a las autoridades norteamericanas.
De este gran grupo de migrantes, únicamente cien se acercaron a la carpa provisional que se estableció desde hace unos meses para ayudar a los migrantes a unos metros de la presidencia municipal.
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Ante la llegada masiva de personas en situación de movilidad, que se dio el miércoles pasado, Santiago González Reyes, encargado de la dirección de Derechos Humanos del Municipio y secretario del Ayuntamiento, comentó que existe coordinación con los otros niveles de gobierno y no se les persigue o lleva por la fuerza a algún albergue.
“De esas personas se recibieron aproximadamente cien en la carpa, los cuales ya se retiraron y los demás parece que se fueron hacia al río”, mencionó el derecho humanista.
“No se ha visto que sobre el bordo se esté instalando un mini campamento, están dispersos, insisto no tenemos conocimiento o hemos ubicado algún asentamiento irregular en ningún lado, estamos monitoreando”, agregó González Reyes a El Heraldo de Juárez.
También aseguró que en el albergue Kiki Romero se encuentra con espacio para recibir a quienes decidan buscar un lugar para asearse, alimentarse o buscar incluso atención médica y sobre todo para buscar el apoyo para la cita ante el CBP One.
“Estamos al cincuenta por ciento de la capacidad, con 100 personas, quienes son de distintas nacionalidades, es decir, extranjeros”, enfatizó el encargado de la dirección de Derechos Humanos del Municipio.
Nosotros no actuamos en contra de las personas en situación de movilidad, no estaríamos en calidad de hacer tipo redadas o el pedir documentos, eso lo hace la federación, nosotros no participamos en esas acciones, subrayó González Reyes.
Cabe hacer mención que entre los núcleos familiares y hombres solos, viajan un número importante de menores no acompañados, versión de los mismos migrantes que pedían agua y alimentos a los conductores que circulaban por el eje vial y calles por las que transitaron hasta llegar al bordo del río Bravo.