Con el repicar de la campana del templo, aplausos de los fieles, sacerdotes presentes y un coro que entonó el canto Sacerdote Para Siempre, se despidieron del padre Gilberto Pérez Rivero para que fuera trasladado a su última morada.
Hacia el panteón Jardines Eternos llegó el cuerpo del presbítero Pérez Rivero en una Corroza de la empresa funeraria Perches.
Durante la misa oficiada por el obispo de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres Campos, se recordó que gran parte de su formación académica y sacerdotal fue en esta frontera.
Estudió en el Instituto México y en la preparatoria de El Chamizal, mientras que la primera parte de su formación como religioso fue en el Seminario Conciliar de Ciudad Juárez. El 5 de septiembre de 1987 fue ordenado sacerdote.
Fue párroco en la comunidad del Sagrado Corazón de Jesús, en Santa Cecilia, en Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, en la parroquia San Miguel Arcángel y la pastoral penitenciaria.
En 2017 fue nombrado responsable de la pastoral penitenciaria, además de que estaba recién graduado de la carrera de Psicología.
En unas semanas estaba por cumplir 36 años de sacerdocio de acuerdo con información proporcionada por familiares y la Diócesis.
Con cartas, internos del Cereso despiden al padre Gilberto. Después de correr la noticia, internos del Centro de Readaptación Social (Cereso) No.3 escribieron y enviaron cartas como despedida al padre Gilberto Pérez.
Fueron dos los textos que se leyeron antes de iniciar la misa de cuerpo presente, ya que el sacerdote además era el encargado de la Pastoral Penitenciaria a nivel estatal desde el 2017.
“A nuestro o querido amigo y hermano padre Gilberto que dejó una gran enseñanza en el caminar, en los caminos del Señor y que como amigo nos deja grandes enseñanzas, se prestó a escucharnos cuando problemas teníamos y buenos consejos nos daba, le vamos a recordar siempre con mucho cariño y respeto”, dice una de las cartas.
“Ahora le pedimos que intervenga ante Cristo por nuestra rehabilitación y transformación total en la fe, Dios lo bendiga siempre, esperamos algún día volver a encontrarnos y seguir conviviendo”, escribió un interno del área 5 del Cereso.