La crisis migratoria en la frontera ya empezó a afectar a las ciudades santuarios al interior de Estados Unidos como es el caso de Chicago, donde migrantes duermen en las calles, pues se quedaron sin espacio para espacios humanitarios.
Es la designación de "santuario" de Chicago lo que la ha convertido en el objetivo de los autobuses de inmigrantes enviados por el gobernador de Texas, Greg Abbott.
El año pasado, Abbott comenzó a enviar autobuses a esas ciudades, argumentando que están fomentando la crisis migratoria que enfrenta su estado. Inicialmente comenzando con Washington DC, los autobuses posteriormente también incluyeron Chicago y la ciudad de Nueva York.
Texas ha transportado en autobús a más de 35 mil inmigrantes a ciudades autoproclamadas santuario, esto fue anunciado por Abbott este mes en sus redes sociales.
"Más de 11 mil 300 fueron a DC, más de 13 mil 300 a Nueva York, más de 6 mil 700 a Chicago, más de 2 mil 600 a Filadelfia, más de mil a Denver, más de 480 a Los Ángeles", señaló el gobernador de Texas.
Por lo que está semana Chicago enfrenta un déficit presupuestario de 538 millones, con una parte importante de ese déficit atribuible a su actual crisis migratoria, marca el último ejemplo de una ciudad "santuario" que paga un alto costo financiero por la llegada de inmigrantes.
Este déficit está impulsado por varios factores, incluido "el costo de atender a los nuevos inmigrantes que llegan a la ciudad".
NBC Chicago informó que al menos 200 millones provienen de costos de proyectos especiales, incluida la atención a migrantes.
El medio informó que estimaciones recientes sugieren que se prevé que la crisis cueste más de 255 millones de dólares para finales de año.
Chicago es una ciudad "santuario", lo que significa que prohíbe la cooperación de las autoridades locales y estatales con las autoridades federales de inmigración.
Estas jurisdicciones normalmente estarán asociadas con una actitud más acogedora hacia quienes se encuentran ilegalmente en el país, más allá de las restricciones impuestas por la aplicación de la ley.
"Chicago es una ciudad santuario como tal, siempre debemos resistir los intentos de enfrentar a las comunidades entre sí y extender esta promesa de santuario a todos los que la necesitan en nuestra ciudad, tanto a los residentes de larga data como a los recién llegados", comentó en el sitio web de la campaña del alcalde Brandon Johnson.