Estar a metros del muro fronterizo para cruzar a su país de destino, para Óscar Lima es algo muy bonito, porque su propósito siempre fue entrar los primeros de marzo a Estados Unidos, para trabajar y todo ese dinero que logre ganar se lo enviará a su hija que este mes cumple XV años.
“Mi meta es echarle ganas y trabajar allá y mandar dinero para que mi hija tenga su fiesta de XV años, es un gran recuerdo para ella tener su fiesta”, dijo Óscar, originario de Guatemala.
Al cuestionarlo, si valdrá más la pena enviar dinero a pasar el cumpleaños, padre e hija juntos en familia, dijo:
“Una niña siempre está ilusionada con tener el recuerdo de su cumpleaños, es por mi hija que hago este recorrido”.
La necesidad y el amor por cumplirle el sueño a su hija de una quinceañera es lo que hizo que llegar a Ciudad Juárez.
Su travesía en México duró un mes y tres días de sur a norte.
Su llegada a Ciudad Juárez lo calificó como: “Fue algo muy difícil, no lo puedo describir, porque igual fue una ayuda para nosotros y no queremos hablar de la persona que nos trajo”.
Dijo que quienes los trajeron a Ciudad Juárez, venían por tramos de terracería, brechas y desierto, no son las mismas calles por donde conducen todos.
“Sí nos tocó pagar, pero no se excedieron con el cobro, al principio en México nos dejaron casi sin dinero, había taxis que cobraban 500 pesos por persona en tramos cortos”, contó el guatemalteco.
Respecto a todas las restricciones que ha dado a conocer el gobierno de Estados Unidos, el levantamiento de una valla de tres metros con púas y navajas filosas, el guatemalteco opinó:
“Todos traemos necesidad y para Dios no hay barreras, pongan lo que pongan. Si Dios dice que vas a cruzar uno, pega un brinco como canguro para llegar al otro lado”.
Describió que el mexicano tiene un “don”. “Todos los centroamericanos, colombianos y venezolanos sabemos que el mexicano tiene en mente algo de cómo hacernos cruzar sí o sí”.
Dijo que los mexicanos les ayudan a atravesar el país, solo que algunos sí se pasan con los cobros, pero los ayudan bastante, además de quienes los apoyan dando comida y ropa.
“Hagan lo que hagan en Estados Unidos, el mexicano siempre irá un paso adelante, inventan lo que sea porque saben que van a ganar lana con la gente que venga a cruzar la frontera”, aseguró el guatemalteco.
Se le cuestionó, si realmente vale la pena, todos esos pagos para llegar a la frontera y arriesgar su vida para entrar a Estados Unidos, y respondió que sí.
“Junto con mis compañeros fuimos avanzando, llegando a los lugares que nos decían, dormíamos en el suelo, pero en lugar seguro y aquí estamos”, finalizó el migrante.