Entre calles oscuras y cubiertas de tierra, sin un sistema de salud de calidad y disponible, es cómo se vive en la colonia Tarahumara, donde están instaladas alrededor de 120 familias pertenecientes a la comunidad rarámuri.
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María Dolores Corpus, presidenta de la comunidad, expresó que llevan años pidiendo al ayuntamiento el servicio de alumbrado público en la colonia, ya que de noche, los niños tienen que jugar entre la oscuridad que alberga al lugar.
“Aquí si hay necesidad, pero con lo de la luz es con lo que más hemos estado batallando, ya hemos hecho peticiones en la Presidencia para que nos arreglen las lámparas pero no”, expresó.
En cuanto a las calles que dan acceso a la comunidad, dijo que han sido abandonadas y que ahora por las lluvias, algunas de ellas quedaron intransitables, sobretodo por la tierra acarreada.
En un recorrido que dio El Heraldo de Juárez por la zona, se pudo ver cómo incluso, una barda se desmoronó en plena calle, provocando hundimientos y representando un peligro para los habitantes.
Asimismo, María, comentó que anteriormente contaban con un centro de salud que atendía a la comunidad, sin embargo, este lleva meses sin contar con la presencia de un doctor, lo cual no sirve de mucho.
Dijo que afortunadamente durante esta pandemia, fueron escasas las personas de la etnia que presentaron algún síntoma de Covid-19. A esta mínima cantidad de personas se les preparaba alguna infusión con hierbas y no tardaban mucho en recuperarse, agregó.
Por último, María Dolores, platicó lo mal que la pasaron en la pandemia económicamente, esto luego de que la mayoría de la comunidad viven de las artesanías que les fueron prohibidas salir a vender.
“Los hombres trabajan en la obra y las mujeres en artesanías y pues casi todos se quedaron sin trabajo, les afectó mucho”, puntualizó.