Lydia Cordero Cabrera, fue la mujer que obtuvo el segundo lugar dentro de la Presea Kirá, ella es directora de Casa Amiga y comentó que es alarmante el cómo siguen creciendo los casos de violencia sexual infantil, además están siendo perpetuados por niños y adolescentes hombres.
“Se está dando una edad menor en la que los menores, niños, están ejerciendo una violencia y eso es preocupante como el caso de Rosita, un feminicidio realizado por adolescentes”, comentó Lydia Cordero.
Estos sucesos las han retado (a Casa Amiga) a buscar nuevas formas de atender la violencia contra las niñas, adolescentes y mujeres, ya que desde años atrás habían detectado que se venían dando casos de violencia por parte de menores.
“Abrimos el programa Casa equidad, la cual trabaja con los hombres adolescentes y que abordan estos temas de reeducación, lo preocupante es que ahora vemos que las edades son menores, encontramos varones de 10 años ejerciendo violencia contra primas o hermanas y vemos que tiene que ver con los patrones de aprendizaje del cuerpo de las niñas y el tema de la masculinidad”, explicó Cordero Cabrera.
Para que estos casos de abusos de menores se detengan, se debe trabajar de manera multifactorial, de hecho, ya lo han estado pidiendo desde hace tiempo, sobre todo la ‘Reeducación’ sobre todo en el sector educativo.
Cordero Cabrera, opinó que la educación sexual es una de las metodologías principales para prevenir la violencia sexual.
“Ocupamos (Juárez), los primeros lugares nacionales de embarazo adolescente y muchas de estas han vivido violencia sexual y dentro de la familia”, comentó.
Destacó que los presupuestos públicos deben ser aumentados y asignados para tratar estos temas de la atención y prevención deben ser permanentes y progresivos.
Actualmente, no hay ningún presupuesto para prevención de abuso sexual infantil, así como el abordaje de estos hechos cuando ocurren dentro de la familia y el acceso a la justicia.
Cuando no se atiende este tipo de problemática, los riesgos son que la violencia se replica y los que han sufrió abuso sexual al no ser atendidos pueden caer en suicidio, consumo de drogas, violencia familiar.