No se puede limitar el libre tránsito por la ciudad de las personas en situación de movilidad, todas ellas tienen derecho a estar en las áreas públicas, pero después de desmantelar el campamento -que desde un inicio se dijo era temporal-, decenas de migrantes han optado por dormir en las calles aledañas al cruce de David Herrara Jordán y calle Moctezuma o en parques públicos.
Lo anterior no será permitido, ya que en los albergues se tiene espacio y se espera que lo tomen como opción, porque a estas alturas de la situación, saben muy bien que tienen todas las comodidades.
Santiago González Reyes, director de Derechos humanos del Municipio, señaló que las personas que han decidido ingresar al albergue que está bajo su supervisión han logrado concretar la cita, “en promedio están a cuatro meses ante la demanda que se ha registrado, en las instalaciones se tiene internet, tres compañías dan el servicio y se tiene personal que asesora a los migrantes en el trámite”.
Actualmente, y lamentablemente para los migrantes, muchas de las asociaciones religiosas u organizaciones de la sociedad civil, sobre todo de El Paso Texas, han decidido ya no darles el apoyo como se hacía meses atrás, cuando llegaban con cajas, bolsas en volúmenes altos de artículos escolares y diversos para los niños, prendas de vestir, calzado, una vez que observaron cómo tiraban a la basura o quemaban la ayuda, todos restos han desistido en sus intenciones de brindarles lo básico.
El retiro del campamento migrante fue porque ya se daban cuestiones como posesión de drogas, mencionó el Presidente Municipal Cruz Pérez Cuéllar, al cuestionarle que situaciones motivaron el desalojo y retiro de mobiliario fue el que se han dado detenciones de migrantes por el tema de posesión de droga, en cantidades individuales, pero todo eso desataría otros problemas, dijo el alcalde.
La noche y madrugada antes del desalojo los migrantes tuvieron fiesta, donde se ingería también alcohol, esta práctica era constante, así como las detenciones por riñas diarias entre ellos, las llamadas de auxilio las realizaban los mismos migrantes o el personal que se encontraba permanentemente en el lugar.
El gasto que representaba tener habilitado el campamento, era entre los 40 a 50 mil pesos diarios, que incluyen las plantas de luz, vallas metálicas, el tener agua diariamente y resto del mobiliario, así como el costo del personal desplegado por el municipio, el costo es un cálculo aproximado que mencionó el regidor Jorge Marcia Bueno Quiroz.
Finalmente, los funcionarios coinciden en que el grupo de los desalojados que optaron por seguir en las calles, no muestran un real interés por conseguir la cita que les estaría dando acceso al denominado sueño americano, ya que las facilidades se les han otorgado, concluyeron.