El campamento de los venezolanos que se encuentran a la orilla del río Bravo, ya se extendió a una mayor capacidad y ni el frío los va retirar de ahí.
Esta mañana amanecieron con el doble de tiendas de campaña, incluso hay dos carpas con paredes laterales de extenso tamaño, donde pernoctaron hasta doce venezolanos en cada una.
Incluso algunos, colocaron sus refugios en la parte baja del bordo fronterizo, cercano a la ligera corriente del río.
Elva es una venezolana que lleva dos días durmiendo en el bordo y casi dos semanas en Ciudad Juárez, comentó que efectivamente en el río pega mucho más el frío, pero puede aguantar.
“Todas las carpas las está regalando la gente, igual los colchones, pero anoche hizo mucho frío, vi niños que faltaron de carpa, nosotros dormimos tres en la casita”, platicó Elva, quien no alcanzó a entregarse a la Patrulla Fronteriza, pues entró en vigor Título 42 para venezolanos.
Para soportar la estancia, juntó ropa sucia para colocarla en el suelo y así hacer una especie de colchón, luego colocaron una de las cobijas de las más gruesas y sobre eso durmieron.
“Lo que sigue en estas casitas, es buscar plásticos para taparla bien en caso que llueva, de noche el frío se pasa y la casita hasta se moja por dentro, ni estando los tres adentro se nos quita el frío”, contó la venezolana.
Agregó que el frío no será impedimento para que los cientos de venezolanos que están ahí se muevan, buscarán a toda costa voltear atraer la mirada de políticos y autoridades estadounidenses norteamericanos para que les vuelvan a abrir las puertas.
“La idea es que todos estemos aquí, porque todos somos hermanos, somos una familia y nos sólo los venezolanos, pues también la gente de Honduras, Guatemala, Colombia y demás que están aquí, esperamos que al presidente Biden se le ablande el corazón, aquí estamos esperando, porque queremos llegar allá, trabajar y así ayudar a nuestras familias que se quedaron en nuestro país”, concluyó la venezolana que luchará cada noche por soportar el frío.