Ella no celebra el Día de la Madre

Benita Delgado sólo se preocupa de que a su partida quedaría desprotegido su hijo con epilepsia

Jaime Farrera | El Heraldo de Juárez

  · sábado 9 de mayo de 2020

Jaime Farrera | El Heraldo de Juárez

Benita Delgado Rodríguez, quien tuvo 13 hijos, asegura que ya no la emociona tanto festejar el Día de la Madre, le preocupa más el día que parta, porque cuando eso suceda dejará desprotegido a uno de sus hijos que sufre epilepsia, que controlan con el medicamento que a veces no puede comprar.

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Nativa de Aquiles Serdán Chihuahua, doña Benita recuerda que nació el 13 de febrero de 1935, fue mamá por vez primera cuando tenía 18 años; hace poco más de tres lustros llegó a Ahumada junto con su esposo, fallecido hace cuatro años.

Tuvo 13 hijos, hasta hoy 20 nietos y no recuerda cuántos bisnietos, casi todos los hijos son comerciantes en Villa Ahumada, pocos son los que la frecuentan porque todos tienen su propia vida, excepto Lalo, quien padece epilepsia, lo cual le preocupa, porque asegura reconocer que le queda poca vida.

“No quiero irme sin dejar a mi hijo enfermo asegurado (IMSS), para que le otorguen su medicamento fenobarbital, que yo compro cuando hay con que, por eso, ya no me emociona el Día de la Madre, que por cierto cuando era joven no se festejaba”, dijo con mucha preocupación reflejada en su rostro marcado por el paso del tiempo.

Jaime Farrera | El Heraldo de Juárez

Nada me haría más feliz, que en lugar de fiesta, el gobierno se fijara en mi persona y me ayudara a que mi hijo cuente con seguridad social para que le otorguen su medicina y atención médica, él trabaja vendiendo quesadillas, pero a veces se ha quemado las manos cuando se le presenta la crisis mientras trabaja, otra cosa que daría mucha tranquilidad es saber que mi hijo gane lo suficiente, ahora con esta cosa del coronavirus, apenas vende 100 pesos durante todo el turno, eso no alcanza, reflexionó.

Sobre su diario vivir desde que llegó a Ahumada ha transcurrido siempre trabajando en el hogar, eventualmente hacía tortillas de trigo y menudo para vender entre los vecinos. Hoy vive para cuidar sus plantas a su hijo, que por cierto vive aparte en vivienda construida en el terreno que le dejó su esposo y dormir la siesta, dijo sonriente: “Es que ya me canso pronto”.

De manera inmediata -señaló-, sin pregunta expresa, quisiera que alguien me ayudada con unas láminas para reparar el techo de mi casa, es un pedazo de mi cuarto, que el aire ha deteriorado con el tiempo.

Casi al final de la plática un enviado de conocido empresario llegó con doña Benita para entregarle alimentos que de inmediato la obligaron a cocinar porque el alimento era escaso: “Voy a hacer un cocido y quesadillas, gracias a Dios”, expresó.

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