Sin sanar, heridas de la masacre

La masacre ocurrida el 3 de agosto del año 2019, en el centro comercial de Cielo Vista, dejó como saldo 23 personas muertas y 23 lesionadas, con una comunidad binacional severamente lastimada

Teófilo Alvarado | El Heraldo de Juárez

  · lunes 3 de agosto de 2020

Foto: Luis Torres | El Heraldo de Juárez

El Paso, Texas.- Mientras los fiscales preparan una solicitud de pena de muerte para el asesino de Walmart y los abogados argumentan problemas mentales de su defendido, la comunidad fronteriza intenta sanar las heridas que quedaron de aquel día de terror.

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Mientras los fiscales preparan una solicitud de pena de muerte para el asesino de Walmart y los abogados argumentan problemas mentales de su defendido, la comunidad fronteriza intenta sanar las heridas que quedaron de aquel día de terror.

La masacre ocurrida el 3 de agosto del año 2019, en el centro comercial de Cielo Vista, dejó como saldo 23 personas muertas y 23 lesionadas, con una comunidad binacional severamente lastimada.

Nueve de los ejecutados eran mexicanos, 13 estadounidenses y uno de Alemania.

Foto: Luis Torres | El Heraldo de Juárez

En esa fecha, fue cuestión de minutos, para que un joven supremacista blanco de 21 años, identificado como Patrick Crusius, cambiara el rumbo de la historia de El Paso, Texas.

Originario de Allen, Texas, viajó durante nueve horas por carretera, con un objetivo claro en su mente, según ha quedado establecido: “matar mexicanos” en el mayor número posible, de tal manera que el odio, racismo y xenofobia, quedaron de manifiesto.

¿POR QUÉ ESE WALMART?

Todo trascurría como cualquier sábado de agosto, con una temperatura cálida, con cientos de personas circulando en el estacionamiento y en los pasillos de la tienda –reconocida como la más visitada de El Paso, por residentes de ese lugar y de Ciudad Juárez-.

La peculiaridad de ser buscada por muchos hispanos y concretamente mexicanos, fue el motivo principal por el que Crusius decidió desplazarse mil kilómetros conduciendo un vehículo, ya que así garantizaría el éxito de su trastornada misión.

ALGÚN DIA FUE ‘NIÑO BUENO’

Crusius, está ahora en el Centro de Detención del Condado de El Paso, en una celda de 7 por 11 pies, es decir, unos 2 por 3 metros, separado de otros internos, considerado como uno de los más peligrosos criminales de norteamérica.

Pero no siempre fue así, ya que en su etapa de estudiante era visto con un bajo perfil.

Según un diario angelino, Leigh Ann Locascio, quien fue vecina de Crusius, lo recuerda como extremadamente solitario, siempre viajando sin compañía en el autobús hacia la secundaria y la preparatoria.

Además, hacía comentarios negativos a quien practicaban deporte o se sumaban a la banda escolar de música.

Tony, hermano de Ann, lo recuerda de manera similar, sin interactuar con nadie. Y de la misma manera, como alguien que gustaba de tener a serpientes como mascotas.

Para otros compañeros de escuela era irritable en clase, aunque de mentalidad fuerte y con intención de encabezar al grupo, detalles que no lo salvaban de las pesadas bromas de sus compañeros de salón.

Foto: Luis Torres | El Heraldo de Juárez

En contraste, para Daniel Heo de Plano, Texas, y excompañero de primaria de Crusius, este era "un niño bueno".

‘LA POLICÍA O EL INVASOR ME DISPARARÁ’

Poco antes del ataque en Walmart de El Paso, Texas, Patrick Crusius publicó una declaración racista en línea en la que criticó la invasión de hispanos a Estados Unidos, según los fiscales.

El joven escribió que el ataque "es una respuesta a la invasión hispana de Texas" y aludió a los tiroteos en Christchurch, Nueva Zelanda, donde un hombre blanco mató a 51 fieles al abrir fuego dentro de una mezquita en marzo.

Afirmó que estaba "defendiendo" a su país "del reemplazo cultural y étnico provocado por una invasión".

También se quejó de que el rifle AK-47 que eligió "no estaba diseñado para disparar rondas rápidamente, por lo que se sobrecalienta mucho después de que se disparan unos 100 tiros en sucesión rápida". Para contrarrestar esto, dijo que usaría un guante resistente al calor.

Crusius escribió que probablemente pasó menos de un mes preparándose para el tiroteo. "Tengo que hacer esto antes de perder el valor", señaló en el texto.

Luego dice que su muerte será "probablemente inevitable": "Si la policía no me mata, probablemente uno de los invasores me disparará."

"La captura en este caso es mucho peor que morir durante el tiroteo, porque de todos modos recibiré la pena de muerte", agregó.

20 MINUTOS DE HORROR

En Walmart, las cámaras de seguridad del lugar captaron el momento en el que Crusius llegó portando un poderoso rifle AK-47, considerado un arma de guerra al que se conoce también como “cuerno de chivo”.

El joven vestía una camiseta negra, un pantalón claro y unos lentes.

Foto: Luis Torres | El Heraldo de Juárez

Primero abrió fuego contra la gente que estaba en el estacionamiento del centro comercial, entre los que se encontraban niños y adultos. Acto seguido se dirigió al interior de la tienda. Entró por la puerta principal, se lo veía confiado y tranquilo. Un testigo dijo que actuaba como si estuviera "en una misión".

Una mujer que iba a hacer compras en el lugar le dijo a Fox News que escuchó "como fuegos artificiales" mientras buscaba un lugar para estacionar. "Me dirigí a la salida", narró.

"Vi a un hombre con una camiseta negra y pantalones de camuflaje que llevaba lo que parecía ser un rifle, apuntaba a la gente y disparaba directamente a ellos, vi a tres o cuatro cayendo al suelo", continuó.

El tiroteo duró en total 20 minutos y por la cantidad de muertos y heridos, se convirtió en la sexta más mortífera de la historia de Estados Unidos, un país en el que este tipo de actos han sido comunes.

DETENIDO COMO MANSO CORDERITO

En cuanto terminó su tarea sangrienta, Crusius se desplazó por las calles de El Paso, hasta que fue detectado por los policías, quienes lo arrestaron sin encontrar la más mínima resistencia.

El sospechoso les confesó a los uniformados que su objetivo había sido disparar "a la mayor cantidad de mexicanos posibles”.

Para entonces, la historia de El Paso ya había cambiado para siempre.

LA CONMOCIÓN

Ese día 3 de agosto, en todo Estados Unidos y partes de México, la conmoción fue total.

El intercambio de mensajes y llamadas desquició los sistemas de comunicación, porque todos querían saber si sus parientes que viven o conviven en la frontera de Juárez y El Paso, estaban con bien.

El Paso registra alrededor de 680 mil habitantes, 83 por ciento de ellos de ascendencia hispana, según datos del censo, mientras Juárez tiene alrededor de un millón 500 mil residentes.

No todos corrieron la suerte de haberse salvado ese día.

Casi 50 personas recibieron proyectiles de arma de fuego en sus cuerpos.

Al final perecieron 23.

SURGIERON HÉROES

Dentro de la tienda, muchos corrieron, mientras otros se escondieron o se quedaron paralizados. La peor suerte fue para los que no pudieron reaccionar.

También surgieron héroes ese día. Unos auténticos y otros falsos. Unos conocidos y otros que no se hicieron publicidad.

Chris Grant, de 50 años, fue uno de los que dijo haber atacado a Crusius con botellas para distraerlo y que no hiciera tanto daño, lo cual le valió para que fuera citado en la Casa Blanca para un reconocimiento entregado por Donald Trump.

Sin embargo, la policía de El Paso precisó que al ver el video, lo que hizo en realidad Grant fue un acto de supervivencia propio y no como lo había descrito.

Otro hombre del que si se comprobó su heroísmo fue Lázaro Ponce, un hombre que decidió salvar a un recién nacido que quedó en medio de la refriega de plomo.

"No sólo sacó al bebé de entre los cadáveres, donde pudo haberse asfixiado: salió corriendo y lo entregó al personal de los servicios de emergencia", dijo el sargento de la policía de El Paso, Enrique Carrillo.

"Volvió corriendo a la tienda y con un carrito de compras fue a la sección de toallas y estuvo atendiendo a los heridos y aplicando presión en las heridas abiertas", agregó el oficial.

Después se fue a Memphis, sin darse conocer, hasta que la policía desató una búsqueda para ubicarlo y reconocerlo.

Desde entonces, la comunidad de El Paso sufrió severos cambios, porque la seguridad y la tranquilidad fueron trastocadas.

Hubo homenajes a las víctimas frente a la tienda, así como en un evento de recaudación de fondos denominado El Paso Strong (El Paso Fuerte) y en decenas de lugares más.

El próximo 3 de agosto se tienen programados varios actos para recordar el día en que El Paso dejó de ser el mismo.

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Olga Casas | El Heraldo de Juárez