Sásabe es el nombre en común que comparten las fronteras de Sonora y Arizona, además de altas temperaturas y la ruta por donde diariamente migrantes son guiados por ‘Coyotes’ para entrar a Estados Unidos.
Ahí, en medio de la zona desértica, donde golpea el calor, el sol quema la piel y se roba en ocasiones el último aliento de los migrantes, se ubica un albergue improvisado que da esperanzas, alivio, descanso y aliento a aquellos que desde horas o días están internados por el desierto para alcanzar el “Sueño Americano” con el objetivo de ayudar a su familia.
De manera improvisada, con lonas, troncos, palos, varas, cobijas, algunas casitas para acampar y las ganas de ayudar al migrante, se brinda este espacio de recuperación que también está a un costado del Rancho Tres Bellotas.
Los migrantes, al cruzar el muro, llegan al campamento samaritano, se hidratan, comen y descansan, para esperar que la Patrulla Fronteriza pase por ellos.
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Son de dos a cuatro viajes los que realizan los agentes norteamericanos diariamente para ir por los migrantes, ya que del campamento samaritano al centro de procesamiento, en sus camionetas se hace aproximadamente entre 30 a 45 minutos, pues es puro camino de terracería entre subidas y bajadas, con una distancia aproximada de 15 kilómetros o más.
Andrés es quien creó ese campamento en medio del desierto y frente al muro fronterizo para ayudar al migrante.
El campamento recibe aproximadamente 200 a 300 personas diariamente y, aunque no cuenta con el espacio y sombra suficiente, siempre hay agua, comida y ropa para el migrante.
Para el funcionamiento del campamento hay muchas personas ayudando como voluntarios, al igual que Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que hacen donativos de insumos para que se mantenga el espacio.
Durante este año, ha llegado gente principalmente de diferentes estados de México, así como de Guatemala, Ecuador, Honduras, Venezuela, Perú, Nepal, Camerún, Nigeria, India, África.
Andrés es originario de Estados Unidos. Desde diciembre comenzó la creación del campamento samaritano. Empezó solo ayudando con agua y barras de cereales, para poder apoyar de una mejor manera, equipó su camioneta y se quedó a vivir allí.
Incluso, destacó que cuenta con señal de wifi móvil, para así poder ayudar a los migrantes a comunicarse con su familia y puedan avisar que están bien, luego de cruzar la frontera.
El creador del campamento, contó que ha conocido migrantes que en tres o cuatro meses no han hablado con sus familiares, por eso es importante para él brindar un teléfono o servicio de Internet gratuito para quienes lleguen al lugar.
Finalmente, dijo que tiene una buena relación con la Patrulla Fronteriza, él les llama para avisar que el campamento se llenó para que así los agentes recojan a los migrantes.