A partir del viernes 1 de abril arrancaron las ventas de marihuana recreativa en Nuevo México, lo que significa que, cualquier persona de 21 años o más puede comprar hasta 2 onzas (57 gramos) y otros productos en dispensarios que cuentan con su licencia oficial.
En los diferentes dispensarios se ofrecen productos como cigarros de marihuana, marihuana en flor, concentrados, golosinas comestibles, entre otros.
Uno de los dispensarios con más afluencia en el primer día fue Ultra Health ubicado en la calle McNutt Road No. 1155 en Sundland Park, Nuevo México.
En ese establecimiento las filas se mantuvieron durante todo el día y al final las ganancias rebasaron los 100 mil dólares en ventas, de acuerdo con información de un empleado que solicitó mantenerse en el anonimato.
Asimismo, en ese dispensario el horario de cierre se extendió de las 7:00 a las 9:00 pm debido a la alta demanda durante todo el día. Los clientes esperaron bastante tiempo formados en filas que rodeaban los dispensarios durante el primer día de ventas de cannabis recreativo.
Por su parte, la gobernadora de Nuevo México, Michelle Lujan dio a conocer que las ganancias durante el primer día de ventas en todo el estado súpero los dos millones de dólares.
“Con más de 2,7 millones de dólares en ventas totales de marihuana el primer día de la industria recreativa del cannabis para adultos, es seguro decir que la demanda del sector económico más nuevo de Nuevo México es alta. Estamos creando puestos de trabajo y generando ingresos fiscales en comunidades de todo el estado”, escribió en Twitter.
Finalmente es importante mencionar que, no hay restricciones de residencia para comprar en los dispensarios, el único requisito es ser mayor de edad. Sin embargo, en El Paso y en todo Texas, sigue siendo ilegal aunque los residentes puedan ir a Nuevo México y visitar un dispensario.
Texas es uno de los principales estados en arrestos por posesión de marihuana, y/o posesión de concentrados y otros productos derivados que son legales en Nuevo México y otros estados, se castiga en Texas con hasta dos años de prisión y una multa de 10 mil dólares.