El no tener la vista no rompe sus sueños

Los padres de las gemelas de siete años siempre tratan de explicarles que pueden llegar a hacer una vida normal y que nunca deben aprovecharse de su discapacidad

Brenda Herrera | El Heraldo de Juárez

  · jueves 23 de enero de 2020

Olga Casas | El Heraldo de Juárez

El ser invidentes no rompe los sueños que las gemelas Alexa y Ximena tienen a su corta edad, pues el deseo de salvar vidas y casarse algún día prevalece en su lucha diaria.

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A sus siete años, las menores han aprendido que para conseguir lo que se proponen hay que luchar, sin la necesidad de lograrlo por el hecho de tener una discapacidad.

Maxelv Duarte, madre de las pequeñas, dijo que haberse enterado de que sus hijas no podrían ver jamás la rompió en mil pedazos, sin embargo, aprendió a ser fuerte al igual que ellas, y exigirles lo mismo que si no tuvieran ceguera.

“Desde que nos enteramos fue un camino muy largo, ellas a veces lloraban todo el día, pero ahora solo tratamos de enseñarlas a vivir y entender que en la vida se gana o se pierde, no por su discapacidad siempre van a ganar y se les va a dar todo”, expresó la madre de familia.

El proceso ha sido difícil y aún queda tanto por recorrer, aunque es algo que duele todavía, los padres de estas menores tratan de buscar las fuerzas necesarias para que sus hijas algún día puedan cumplir sus sueños.

Explicó que siempre tratan de hacerles entender que pueden llegar a hacer una vida normal, y que nunca deben aprovecharse de su discapacidad.

“No porque estén ciegas, la gente les va a tener lástima y les van a dar algo que no se merecen, todo se gana con esfuerzo y con lucha”, señaló.

Platicó que lo que más disfrutan hacer las gemelas es cantar, patinar y pasear en la bicicleta, pues tratan de aprender lo que les gusta, sin ponerse algún límite.

A lo largo del tiempo han aprendido a desarrollar mejor sus sentidos, pues la madre aseguró que son muy buenas para escuchar desde lejos y en ocasionas logran percibir los movimientos por medio del oído.

“Hay cosas que yo no me logro explicar, porque nosotros logramos saber las cosas viéndolas y ellas todo saben porque lo sienten, lo escuchan, es impresionante, tienen muchas habilidades que estaban descubiertas pero que no habían trabajado”.

Dijo que el apoyo que han recibido en organizaciones como el Centro de Estudios para Invidentes (CEIAC), los ha ayudado para entender lo que pasa, más allá de encerrarse en un mundo y cuestionarse el porqué.

“Este es un camino que todos recorremos a ciegas, no solo ellas, vamos aprendiendo en la marcha, ya aprendimos a vivir con esta condición, sí fue muy difícil porque el dolor todavía se recuerda, pero tratamos de poner en práctica todo lo que hemos vivido”, señaló.

Los padres describen a sus pequeñas como lo mejor que les ha pasado en la vida, y aseguran que es una enseñanza pura que siguen y seguirán aprendiendo.

Para ellos como padres, lo más difícil que tuvieron que pasar durante el proceso, fue darse cuenta que no habría nada que hacer.

“Cuando yo me enteré lo primero que hice fue contactar a pura gente con discapacidad visual, no sabía nada, yo me preguntaba a diario que qué iba a hacer y cómo les iba a ayudar, no sabía, se me cerró el mundo”, dijo.

El éxito que tenían otras personas con discapacidad visual, les ayudó a superar el miedo que no los dejaba avanzar.

La madre, contó que había ocasiones en que Alexa llegaba de la escuela y le preguntaba por qué estaba “cieguita”, con lágrimas y voz fuerte, Maxelv solo podía responderle que ella no era cieguita, era ciega y que era sinónimo de fuerza, esperanza, valor, autoridad y de que todo lo podía lograr.

La prioridad de los padres es que ellas sean felices y puedan vivir su vida normal, sin embargo, sienten que hace falta un poco de empatía por parte de la sociedad para que esta discapacidad se pueda respetar.

“Cuando esté grande voy a ser doctora, voy a casarme y voy a tener un hijo”, reiteró Ximena al concluir la entrevista, después interpretó una canción de Diego Verdaguer, mientras que Alexa cantó “No prometas lo que no será”, de Jorge Muñiz.

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