El más grande accidente nuclear del continente americano fue en Juárez

'Es ridículo decir que es un cementerio nuclear' (CONTINUACIÓN)

Teófilo Alvarado

  · sábado 22 de junio de 2019

Sitio de confinamiento de desechos radioactivos: Propiedad Federal; es parte del texto en el letrero fuera del cementerio radioactivo / Luis Torres

Ciudad Juárez, Chihuahua.- Para José Luis Rodríguez, uno de los activistas que luchó contra la instalación del tiradero radioactivo en Sierra Blanca, Estados Unidos, por las posibles afectaciones a México, el hecho de que hayan instalado un cementerio nuclear en Ciudad Juárez es ridículo, porque no reúne las condiciones de seguridad.

Son unos 500 metros cuadrados elaborados de concreto, recubiertos con plomo. Ahí yacen 10 mil toneladas de fierros y vehículos, incluida la camioneta donde se transportó la bomba de Cobalto 60. Para delimitar el predio, se cuenta con alambre de púas, pero en algunos tramos está caído y hay algunos pocos señalamientos con una calaverita que indica peligro, dice.

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Agrega que el “cementerio” aparte viola un convenio binacional firmado en 1983, donde se acordó por parte de Estados Unidos y México (presidentes Ronald Reagan y Miguel De la Madrid), que en una franja de 100 kilómetros hacia cada lado de la frontera, no se podría construir un confinamiento que representara un peligro para el medio ambiente.

Y lo cierto, dice, es que el cementerio nuclear de Juárez, establecido propiamente en el Ejido El Vergel, en el poblado de Samalayuca, representa una vergüenza, porque construyeron cuatro tumbas bajo tierra para sepultar los desechos radioactivos, sin embargo una quinta la dejaron al aire libre, con toneladas de materiales de metal contaminados expuestos a la vista.

  • Tan sólo de Chihuahua, trasladaron a ese lugar 110 toneladas que se detectaron en una zona denominada Nombre de Dios.

Eso significa, comenta, que todo ser vivo que pudiera haber tenido contacto con esos metales expuestos, seguramente se intoxicó, como pudieran ser toda la fauna del lugar, tales como las liebres.

FERIA DE HORTALIZAS CON AGUA DE SAMALAYUCA

Al igual que otros ambientalistas, Rodríguez manifiesta su preocupación también por la contaminación que pudieran haber tenido los mantos acuíferos que correrían donde quedaron varillas y otros fierros detectados con radiación.

  • Nunca se realizó una investigación al respecto, a pesar de las exigencias que en su momento hicieron los habitantes de Samalayuca.

Ahora, la mayoría de los ranchos de la zona cuentan con su propia noria, de donde obtienen el agua para consumo humano y de sus animales, así como el riego de sus árboles y plantas. En Samalyuca se organiza cada año una feria de las hortalizas, donde venden calabazas, tomates, chiles, sandías, melones, entre otros frutos a gente de Juárez y la región.

A los animales no les pasa nada, hasta parece que están más sanotes oiga, no les han salido patas extras dice ‘Arturo’, uno de los trabajadores de un rancho aledaño al predio donde se ubican los materiales contaminados con Cobalto 60.

Expresa que ya nadie tiene miedo al respecto, de una posible afectación a la salud.

Efrén Matamoros Barraza, director de Protección Civil en Ciudad Juárez, confirma que la radiación que emana de las tumbas nucleares es mínima.

Hace cinco años, en el 2014, vino personal de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias, a dar la última inspección, donde detectaron que apenas si había un 10 por ciento de radiación, la cual ya no es dañina para la salud.

La radiación de Cobalto 60 dura de 40 a 50 años, así que a estas fechas ya habría quedado casi eliminada, externa.

DETECTAN RADIACIONES AÚN

A raíz de la problemática de contaminación nuclear, el Yonque Fénix instaló una máquina para detectar radiaciones, la única en la ciudad, donde actualmente monitorea todo el metal que llega.

"Ya nadie tiene miedo al respecto, de una posible afectación a la salud" / Luis Torres

Personal del establecimiento que no se identificó, explica a El Mexicano que ocasionalmente llega algún vehículo y la máquina emite un sonido, momento en el cual se le pide al chofer que se regrese y vuelva a pasar, y si vuelve a sonar, entonces ya no le compran el metal que lleva a vender.

Así que no se sabe si ante la posibilidad de que haya otros materiales contaminados de radiación, no hay quién documente a dónde van a parar y los daños que pudieran estar generando.

En aquel tiempo, 1984, se documentó que al menos 23 personas, trabajadores del yonke Fénix, sufrieron oligospermia (escasa cantidad de espermatozoides en el semen) y azoospermia (inadecuada producción de esperma) después de estar en contacto con la radiación.

‘NUNCA PISÓ LA CÁRCEL, ESTÁ SANO’

Sobre esa época, Lucina Soto, la vecina de Vicente Sotelo, recuerda que fue todo un fenómeno, porque de repente llegaron decenas de soldados a la colonia Bellavista y cercaron todo, sin permitir que los vecinos salieran de sus casas.

“Cuando se supo de qué se trataba los niños empezaron a llore y llore, muy asustados”, comenta.

Agrega que en el caso de su sobrino que ahora tiene 38 años, en aquel entonces contaba con tres años, quedó con cierta afectación nerviosa debido al suceso de la radiación.

Mi esposo también todavía se acuerda y dice que a lo mejor se contaminó por la radiación, pero no creo

Dice que en el caso de la esposa de Vicente, su vecino, se alteró de sus facultades mentales, “la mujer se desbarató, quedó como loca y hasta se separaron debido a ese problema”.

Menciona que Vicente nunca pisó la cárcel debido al problema que desató, y todavía hace unos años lo vio en una tienda de abarrotes, y se veía sano.

“Supimos que se fue a vivir a la colonia Felipe Ángeles y que se casó con una profesora”, finaliza.

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