En Chihuahua, uno de cada cuatro menores de edad ejercen violencia económica contra sus padres, ya que a partir de la infancia los niños comienzan con exigencias que van aumentando con el paso de los años, de tal forma que a los 12 años controlan el uso de los recursos económicos de sus padres, señaló el experto en investigación social José Carlos Hernández.
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“Por una parte ha influido la cultura de ser amigos de los hijos, a tal grado de que los padres llegan a permitirles cualquier cosa, de tal forma que los hijos se apropian de las pertenencias o bienes de sus padres, los roban, o les exigen dinero o artículos costosos”, afirmó.
El experto señaló que en México y en Chihuahua es el 40 por ciento de los hijos quienes ejercen violencia hacia los padres, sea verbal, física o económica, y en el estado los focos rojos están en los municipios de Juárez, Chihuahua y Cuauhtémoc, donde se ha desatado la violencia social.
El experto en delincuencia organizada dijo que en gran parte influye la cultura de que hoy los padres de familia se convierten en amigos de sus hijos, al grado de permitirles cualquier cosa y una consecuencia de esto es que los hijos se vayan convirtiendo en personas agresivas.
“Hay violencia económica hacia los padres, no sólo al exigirles más dinero de bienes, sino al robarles, o apropiarse de los bienes, como disponer del carro, es un tipo de violencia económica, donde los hijos disponen de un bien o del dinero de los adultos”, aseveró el entrevistado.
Dijo que la edad en la que más se acentúa este tipo de conductas es de los 12 años en delante, pues en esta etapa el niño registra un inicio agresivo.
Por otra parte, dijo, se encuentra la moda alterada que se presenta en medios de comunicación como en internet, donde jóvenes y adolescentes se refugian, y esto, aunado a los factores externos, da lugar a que se adopten autoridades falaces y autoridades insensibles que los impulsan a ejercer violencia social.
Señaló que hoy en día se han perdidos valores morales como el perdón, esto más allá de la religión, sino como una acción unilateral, libre y libre de una persona de querer cerrar ciclos de duelo que la mantienen encadenada a un coraje resentimiento o a una ira que le impide vivir la plenitud en su vida.
José Carlos Hernández dijo que para exterminar la violencia intrafamiliar se debe dejar de lado la cultura de amistad entre padres e hijos, voltear los ojos al cielo, inculcar valores históricos para volver a reconquistar los valores perdidos, e invadir la privacidad para revisar mochilas cuadernos o computadoras o sistemas de comunicación de los hijos, pues es la única solución a estar al tanto de lo que ocurre.