DELICIAS.- Un total de 130 especies de aves migratorias se identificaron el año pasado en los humedales de la región centro sur del estado, donde además de los pelícanos es posible observar durante esta temporada de otoño- invierno gansos, patos, tordos, chipes y grullas, los cuales llegan en bandadas de cientos y miles de individuos.
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Fernando Mondaca, Doctor en Educación e Ingeniero en Ecología, comentó que la avifauna migratoria es variada en esta zona, donde el invierno pasado se contó hasta 15 mil aves de especies distintas. Este año el conteo se repetirá el conteo navideño, tentativamente del 15 al 20 de diciembre, en un radio de 30 kilómetros que abarcará tres municipios.
El conteo, dijo, se realiza a nivel mundial por la Fundación Audubon durante un día en sitios determinados. En esta zona el conteo de aves abarca el río San Pedro en el municipio de Meoqui, la presa Francisco I. Madero en Rosales, y las riberas del río Conchos en Julimes.
La finalidad es obtener información de lo que ocurre con las aves migratorias, saber números, y cuáles especies que visitan la región. El año pasado, destacó Mondaca, se registraron más de 130 tipos de criaturas aladas en un solo y alrededor de 15 mil individuos por la gran cantidad de gansos, grullas y otras aves que llegan del norte.
Señaló que en el último conteo observaron en Julimes una especie rara de pájaro: el chochín del Pacífico, del cual se hizo aquì el primer registro fotográfico para México. En este sentido, se trata de un descubrimiento importante en el campo de la ornitología, celebró el naturalista.
Este 2020 el conteo se tiene programado hacerlo del 15 al 20 de diciembre, pero debido a la pandemia serán menos personas las que participarán.
Respecto a los pelícanos que recién llegaron al vado de Meoqui, Fernando Mondaca expuso que provienen de Idaho, Estados Unidos, ya que desde pequeños los marcaron para posteriormente identificarlos.
Una parte de esa población de pelícanos llega al estado de Chihuahua, donde se quedan a descansar en la presa Las Vírgenes y el río San Pedro, mientras que el resto de las aves continúa su viaje hasta el centro de México. Cuando llega aquí la primavera, retoman el vuelo hacia la frontera de Estados Unidos con Canadá.
En el municipio de Meoqui hay tres pelícanos que viven ahí de manera permanente, debido a que llegaron lesionados y no pudieron volver a volar. Uno de estos especímenes tiene por lo menos dos años residiendo en el humedal.
La razón por la que estas aves visitan asiduamente el vado del río San Pedro es porque aquí abundan los peces, su alimento principal. Cuando anochece, alzan el vuelo y se van a la presa Francisco I. Madero a dormir.
Fue en 2012 que el humedal de Meoqui adquirió la categoría de sitio Ramsar, con el propósito de proteger a los pelícanos que ahí habitan. Desde entonces es más frecuente verlos en el vado y más fácil darles seguimiento por parte de los estudiosos de la fauna acuática. De hecho, el espejo de agua que se encuentra en el lado izquierdo del río, yendo de sur a norte, se creó especialmente para que las aves llegaran.
Mondaca enfatizó que no se debe molestar a las aves migratorias, porque si entran en estado de estrés no pueden alimentarse debidamente y tampoco ganar peso, lo cual les resta energía para completar su viaje a través del continente.
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