Meoqui, Chih.- “Mami no vayas”, fueron las tres últimas palabras que le expresó -con cierto dejo de temor e incertidumbre- el niño Esteban a su mamá, Jéssica Silva de Torres, cuando esta se iba ese martes de mañana al municipio de San Francisco de Conchos, al evento por la defensa del agua en la presa La Boquilla.
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Horas más tarde, cuando los tres hijos de “Jessy” ya la esperaban de regreso a casa, junto con su padre Jaime Torres, luego haber acudido al mitin y la refriega en la presa La Boquilla por la defensa del agua, fue cuando Esteban de 12 años, junto con sus hermanos Betsy de 18 y Eduardo de 15, se enteraron con pesar y dolor inmenso, la trágica muerte de su madre. Esteban alcanzó a decir: “Yo le había dicho que no fuera”.
Los jóvenes vástagos fueron comunicados por un amigo muy cercano del suceso donde se acusa a elementos de la Guardia Nacional como presuntos responsables de haber disparado contra la pareja de agricultores que regresaban la noche del martes de la presa La Boquilla, donde los disturbios y defensa del agua se dieron durante todo el día.
Alma Zamarripa, tía que crío a Jessica a la par de su mamá Justina Zamarripa la “chata”, narra con profundo dolor algunos recuerdos de “mi hija” Jessy.
Jéssica se crío con mi mamá, para nosotros es una hermana más, más que una sobrina. Yo tenia 16 años cuando ella nació, entonces vivíamos juntas con mi mama y para nosotros es un dolor muy grande, si duele la muerte de uno que no es familia, imagínese ella”.
Alma Zamarripa, con lágrimas en lo ojos y el corazón a punto de salirse expresa su dolor con palabras a los micrófonos de El Heraldo de Chihuahua: “La familia está abatida, destrozada”.
Refiere que a ella le avisaron, le hablaron por teléfono, “cómo la extraño”, esboza y suelta el llanto. “Es una pesadilla, no, no es verdad, porqué ella”, dice.
La señora Alma indica que “ella – Jessy- era de su casa, de trabajar. ¿Por qué ella?, me pregunté mucho, ¿Para qué fue? ¿Por qué fue? Si hubiera estado yo aquí -con ella- , quizá también hubiera hecho lo mismo.
Refiere que Jessy fue como todos los agricultores por defender el agua.
La señora Jessica Silva de Torres era una mujer alegre y trabajadora, sabía ordeñar, se subía al tractor. Estudió hasta preparatoria, ella nació en Estación Consuelo y estudio secundaria en la Técnica 21 y después en el Colegio de Bachilleres, de Cárdenas. Se casó a los 17 años, y llevaba 18 años de matrimonio.
Alma Zamarripa dice que Jessica a donde llegaba siempre era la alegría y sentido del humor, tenía chispa, gracia, era “charrera” los hacía reír siempre y eso alegraba la familia y a los amigos siempre.
“Ella en vida fue una mujer muy luchista, nunca se dio por vencida, tuvo mucho
s obstáculos, abrió un negocio no se le daba, trabajaba en el campo, ordeñaba, ¡No se vale!”, resalta Alma Zamarripa y llora.Lamenta que sus hijos ya estaban esperando a sus padres en su domicilio y ya no volverán a ver con vida a su mamá. Su hermana Justina Zamarripa, la “chata”, la mamá de Jessy y abuela de los niños se hará cargo de los hijos de Jessy, mientras la familia y los pobladores de toda la región centro sur del estado esperan que se haga justica.