En medio de un territorio semidesértico, brota desde las profundidades de la tierra un manantial de aguas cálidas donde prosperan escasas formas de vida. Una de ellas es el pez conocido localmente como “cachorrito” de Julimes, único en el mundo por sus características peculiares que le permiten sobrevivir en un ambiente adverso, donde la temperatura rebasa los cuarenta grados centígrados.
Dos kilómetros al sur de la cabecera municipal, rodeado de vegetación baja y espinosa compuesta por cactos, mezquites, guamis y nopales, se encuentra el ojo de agua caliente donde tiene su hogar el “cachorrito”, una especie endémica de esta zona, es decir, que no puede ser encontrada en ninguna otra parte del mundo.
El sitio es protegido celosamente por las autoridades locales, organizaciones ambientalistas y gente de la misma comunidad, pues el manantial está cercado con malla ciclónica y para ingresar es necesario solicitar un permiso.
Una vez que se logra entrar, un camino empedrado conduce al visitante a través de la vegetación, mientras que a los lados hay tubos metálicos con carteles encima, los cuales contienen información e imágenes sobre las especies animales y plantas que pueblan el entorno.
Al lado del sendero corre un canal de aguas que, a primera vista, tienen un color verde grisáceo. Pero cuando el caminante se acerca más, se percata de que las aguas son extraordinariamente diáfanas y casi prístinas, que toman las tonalidades del lecho.
Después de recorrer poco más de cien metros camino y pasar por carrizales tupidos se llega al manantial, cuya profundidad no supera los ochenta centímetros. Basta con introducir la mano en el agua para darse cuenta de su temperatura. El movimiento asusta a un pez pequeño, no más grande que un dedo pulgar, que se desplaza con rapidez en el estanque. Es el “cachorrito”. De pronto, aparece un cardumen de peces diminutos nadando en el agua caliente, indiferentes a la presencia humana.
En el libro titulado “Los peces del río Conchos”, editado en 2009 por Alianza World Wildlife Fund y el Gobierno del Estado de Chihuahua, se refiere que el “cachorrito” (Cyprinodon julimes) es una especie del grupo eximius, nativo del manantial termal El Pandeño. La obra destaca que “se diferencia de sus parientes más cercanos, Cyprinodon eximius y Cyprinodon pachycephalus, por la longitud de la cabeza, la longitud de la base de la aleta dorsal, distancia entre el origen de la aleta anal y el origen de la aleta pélvica”.
El pez fue “descubierto” por la ciencia en el año 2005, aunque ya era conocido por los lugareños desde hacía décadas. Se describió al principio como una especie parecida a otra de la misma familia, el Ciprinodon pachycephalus, cuyo hábitat es también de agua caliente.
Según el libro editado por la WWF, la temperatura del agua en el manantial julimense puede alcanzar hasta los 47 grados centígrados. En ese ambiente, los peces se alimentan de derrito, cianofitas y de pequeños invertebrados. Los “cachorritos” machos son territoriales, ya que establecen un perímetro de aproximadamente medio metro en derredor de sí, donde cortejan a las hembras de su especie. Éstas, una vez producida la fertilización por el macho, dejan sus huevecillos en el lecho, donde eclosionan y completan posteriormente su ciclo biológico.
LUGAREÑOS Y ORGANIZACIONES PROTEGEN EL MANANTIAL
Eduardo Pando, ex regidor del ayuntamiento de Julimes y dueño de un balneario, detalló que en el manantial donde habita el “cachorrito” el agua aflora a 65 litros por segundo desde las entrañas de la tierra. De ahí que el líquido sea tan caliente. Esta agua es conducida a través de un canal para alimentar las albercas de los centros recreativos, y es reutilizada después en algunas parcelas agrícolas.
“Pues no, ya tienen más, como dos mil o tres mil años según el estudio que hicieron. El agua pasa por el lado del enfriamiento y hay una abertura ahí, y por eso se calienta el agua, por la lava. Entonces hay una abertura y ahí nace, y donde nace está un pez que es único en el mundo, y tiene récord Guiness: es el pez que está en el agua más caliente”, resaltó.
La singularidad de este microhábitat ha generado, entre los habitantes de Julimes y organizaciones ambientalistas, un sentido de urgencia para emprender acciones tendientes a proteger el ojo de agua.
“De hecho estamos trabajando con el Fondo Mundial para la Naturaleza, con Pronatura Noreste, para la protección del pez. De hecho cercamos, hicimos otro hábitat nuevo para que hubiera más reproducción de pez, porque el hábitat que tenían era muy chico, hicimos uno más grande y funcionó”, expresó satisfecho.
La gente de esta zona está preocupada por hacer un uso sustentable del agua, pues no quieren que al manantial le suceda lo mismo que al de San Diego de Alcalá, el cual se secó. Es por eso que los lugareños no permiten perforaciones de pozos agrícolas. Además del aprovechamiento en los balnearios, el agua termal se utiliza para regar setenta hectáreas de cultivos, una práctica que, asegura Eduardo Pando, data desde los tiempos de la colonia española.
Aparte del manantial de El Pandeño, hay otro que va hacia el sitio conocido como Ojos de Julimes, del cual afloran también más de sesenta litros de agua por segundo. Ambos suministran agua a siete balnearios que, como el “cachorrito”, le han dado fama al municipio de Julimes.