La escasez de agua para riego es el problema que actualmente aflige a los productores agrícolas del Distrito de Riego 005, quienes desde 2020, a causa de la sequía natural e inducida por el desfogue de las presas para “pagar a los Estados Unidos” conforme al Tratado Internacional de 1944, han estado sujetos a restricciones en el uso del líquido para el cultivo de sus tierras.
Esta situación contrasta de manera notable con las dificultades vividas por los agricultores a comienzos de la década de 1960, cuando el problema principal no era la falta de agua sino el exceso de humedad en los campos, lo que a su vez provocaba el ensalitramiento de los predios volviéndolos improductivos.
Te puede interesar: Las Cabañuelas: método ancestral para pronosticar el clima
En un artículo publicado en el primer número de la extinta revista Voz de Delicias, correspondiente al mes de noviembre de 1960, se alertaba que el patrimonio de los agricultores estaba en riesgo de desaparecer debido al fenómeno denominado “trasporo”, esto es, la exagerada humedad y la presencia de sales minerales en las parcelas.
La nota, firmada por Manuel de la Mora, refiere que el problema se detectó a partir del año de 1955 y se originó a causa de las prácticas de riego que utilizaban un volumen de agua excesivo. Esto generaba que la humedad brotara en las partes más bajas del distrito de riego, causando que las tierras quedaran empantanadas o cubiertas de salitre.
Ya desde entonces se advertía del desperdicio del agua almacenada en las presas La Boquilla y Francisco I. Madero por las prácticas agrícolas inadecuadas, además de calcularse en 10 mil las hectáreas dañadas por el “trasporo”.
En el artículo periodístico se sugería atender el problema en forma inmediata, mediante la construcción y desazolve de los canales de drenaje para prevenir que se infiltrara más agua, tarea que por su costo elevado para el gobierno federal debía financiarse a través de créditos.
También, se detalla que en las zonas de Saucillo y Conchos se habían perdido 2 mil hectáreas por la humedad excesiva, mientras que en el municipio de Delicias otras 3 mil 600 hectáreas tuvieron la misma suerte, al igual que 1 mil hectáreas entre la ciudad de Delicias y la presa Francisco I. Madero, y 3 mil más en el ejido Meoqui y en el seccional de Lázaro Cárdenas.
Las pérdidas económicas por el problema descrito se estimaban en 28 millones 848 mil 150 pesos, debido a la falta de cultivos y cosechas (algodón, principalmente), y de ingresos para los gobiernos federal y estatal vía impuestos pagados por los agricultores.
El revestimiento de los canales principales Conchos y San Pedro, primero, y de los canales secundarios y terciarios a partir de la década de 1970, ayudaría a resolver el problema del salitre. Víctor Reyes Cueto, agricultor que fue miembro del Comité de Transferencia del Distrito de Riego 005 en 1991, señala que gracias a las obras de encementado de los canales se incrementó la eficiencia en el manejo del agua, de un cincuenta a un ochenta por ciento.
Cerca del 95 por ciento de los canales de riego en el distrito, calculó Reyes Cueto, se encuentra revestido. Esto, aunado a la excavación de drenes y la adopción de nuevos sistemas de riego, como los de goteo y cintilla, ha permitido disminuir sensiblemente el desperdicio del recurso hídrico.
Ahora, la cuestión que preocupa a los productores de este distrito de riego no es la demasía de agua en sus predios, sino la sequía, pues el líquido almacenado actualmente en las dos presas es insuficiente para establecer un ciclo agrícola completo.
Este 2022 sólo podrán sembrarse alrededor de 32 mil hectáreas, menos de la mitad de la superficie cultivable, y el llamado reiterado de las autoridades estatales a los usuarios agrupados en los módulos de riego, es tomar medidas estrictas para cuidar el agua.