En el marco de los 100 días que se cumplieron de la muerte de los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar, la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús emitieron un mensaje y consideraron que la captura de José Noriel P.G. "El Chueco" es fundamental para que el asesinato no quede impune.
A través de un comunicado y una misa que se llevó a cabo en la comunidad de Cerocahui, aseguraron que en la Sierra Tarahumara se vive un clima de fragilidad en medio de lo que consideran una lacerante impunidad, por las redes delictivas que siguen operando en el municipio de Urique.
"Las redes delictivas siguen operando, el presunto autor del delito, líder criminal de la zona, continúa libre, esto genera miedo en las comunidades y un gran incertidumbre sobre el futuro, es fundamental que este asesinato no quede impune" refiere el comunicado de los Jesuitas México.
También declararon que es urgente que se fortalezca la seguridad para la población civil en la región, con lo que consideran una estrategia que apuesta a la paz a mediano y largo plazo, pues aseguran también que las fuerzas armadas no son la solución para combatir la violencia.
Los Jesuitas consideran que la construcción de la paz y la seguridad, se debe formar a través del trabajo comunitario y civil dentro de ese municipio.
"La tragedia de nuestros queridos Javier y Joaquín, han dejado dolor e indignación, pero también han sido fermento para seguir caminando por la verdad y por la justicia para todas las víctimas de la violencia en nuestro país" agregaron.
Indican que la memoria de los sacerdotes y de tantas víctimas del país, impiden el olvido y la empatía permite que se cobijen en un solo cuerpo, por eso pidieron que el señor ilumine a quienes ejercen el poder, que nunca se cierren a escuchar a las víctimas.
A demás de la postura oficial de la Provincia Mexicana, el día de ayer también se celebró una misa para recordar y honrar la memoria de los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar, así como también pidieron por la muerte de Pedro Palma y el joven Paul Berrelleza, todos víctimas del presunto líder criminal de la zona.